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Triángulo Ballesta, un experimento urbano en el corazón de Madrid

29 sep 2011 - 00:00

Joan Faus. Madrid.- Madrid ha lanzado un experimento urbano y comercial llamado Triangulo Ballesta (TriBall). Rehabilitar una de las zonas más deterioradas del centro de la capital con el objetivo de convertirla en el epicentro vanguardista y alternativo de la ciudad.

El Triball abarca una zona de unos 117.000 kilómetros cuadrados, aproximadamente unas doce hectáreas, delimitada por las calles de Gran Vía, Fuencarral y Corredera Baja de San Pablo.

Un conjunto de tranquilas calles adoquinadas con edificios antiguos, aquejadas durante años por altos índices de delincuencia, narcotráfico y prostitución, que la convirtieron en una especie de burbuja apartada del bullicio de la comercial Gran Vía y de la energía de los vecinos barrios de Tribunal y Chueca.

 

El proyecto se inició en 2007 y desde entonces se han rehabilitado más de setenta locales abandonados, que acogen ahora a tiendas de moda, galerías de arte, y bares y restaurantes modernos.

 

La zona cuenta con 350 locales, de los que 190 están gestionados por la Asociación de Comerciantes de Triball. Los nuevos espacios comerciales, entre ellos dieciocho tiendas de moda con marcas como Kling, Dolores Promesas o Guk, conviven con espacios tradicionales de moda y alimentación que llevan décadas en la zona.

 

Una interesante mezcla de locales, desde puntos de restauración modernos, hasta sex shops o discotecas gays, pasando por comercios centenarios. Una amalgama que atrae a todo tipo de compradores. En la zona confluyen ejecutivos modernos que salen de sus oficinas en Gran Vía, con jóvenes de aspecto canalla, personas mayores que acuden a locales antiguos y decenas de prostitutas que siguen apostadas en las esquinas.

 

Los organizadores valoran muy positivamente los primeros años de Triball. “Es una zona que florece en plena crisis”, explica Miguel Ángel Santa, gerente de la Asociación de Comerciantes a Modaes.

 

“En 2007 había cien locales cerrados y ahora sólo hay 25; hay una demanda creciente pero algunos locales no se alquilan por problemas burocráticos”, añade Santa, quien se congratula de que se hayan creado “300 puestos de trabajo directos”.

 

Una de las razones del éxito de Triball es el precio de sus alquileres, situado entre los 10 euros y los 15 euros por metro cuadrado. Un valor muy asequible en comparación con los locales de las vecinas calles Gran Vía y Fuencarral. Un éxito que ha permitido, además, que la “gente mayor esté volviendo al barrio”.