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Shahriare Mahmood (Spinnova): “Hay que considerar otras opciones más allá del reciclaje”

El ejecutivo señala que para que un producto sea sostenible hay que elegir bien la materia prima con la que se fabricará, porque esto guiará todo el proceso de fabricación. Además, insiste en que hay que buscar opciones más allá del reciclaje, como el upcycling.

Modaes

30 mar 2022 - 04:56

Shahriare Mahmood

 

 

“Si la tecnología pudiera fabricar algodón a gran escala no necesitaríamos cultivarlo”, sostiene Shahriare Mahmood, chief sustainability officer en Spinnova, una compañía finlandesa especializada en la producción de fibras a partir de madera o residuos agrícolas. El directivo explica que, si la tecnología fuese capaz de fabricar algodón o una fibra similar sin cultivarlo, el impacto medioambiental sería mucho menor y podría reemplazarse, mejorando así el entorno y trabajando por el bien común, consiguiendo una industria más sostenible.

 

 

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Pregunta: ¿Empieza la sostenibilidad por las materias primas?


Respuesta: Por supuesto. He estado trabajando en esta industria durante más de veinte años y me he dado cuenta de que la sostenibilidad empieza en el proceso de diseño. Es muy difícil que un producto terminado sea sostenible si no se tiene en cuenta desde las fases iniciales de producción. Elegir la materia prima correcta es esencial porque guía todo el proceso de fabricación, incluyendo la cadena de aprovisionamiento.

 

 

 

 

P.: ¿Es más caro fabricar con tejidos ecológicos?


R.: Depende mucho. Habría que mirar, desde un punto de vista holístico, cuál es el coste total. Por supuesto, cuando aparece un nuevo tejido innovador, puede ser más caro, relativamente, y es lógico. Pero cuando este tejido se va introduciendo en el mercado debería ir modificando su precio para estar en línea con el resto de los tejidos. Es muy importante saber que cualquier fibra sostenible es algo más cara, pero también se paga un precio más elevado con el impacto que tiene un producto en el medio ambiente cuando se degrada o no está hecho con materiales reciclables. Hay que tener en cuenta el coste total del producto, en todos los aspectos.

 

 

P.: ¿Quién debe asumir el coste?


R.: Debería ser un coste repartido. Si los consumidores no están dispuestos a pagar más por ello, los retailers no deberían fabricar ese producto, porque al final se trata de vender. También se están tratando de optimizar los procesos de producción. El coste debe compartirse en todos los pasos de la cadena de valor.

 

 

 

 

P.: ¿Le preocupa al consumidor final la materia prima con la que está fabricada su ropa?


R.: Los consumidores están, poco a poco, interesándose por el producto que visten y las redes sociales juegan un papel fundamental. Cada vez más, el consumidor se interesa por saber qué viste, qué quiere comprar y a partir de qué productos están hechas las prendas que adquiere. Aunque primero, como consumidores, deberíamos preguntarnos si la ropa que llevamos es segura. Yo también quiero saber la durabilidad de una prenda o cuánto tiempo puedo llevarla y eso también forma parte de la sostenibilidad. Los consumidores se están interesando mucho por la sostenibilidad y las prendas innovadoras. Las empresas también tienen que educar al consumidor para hacerles entender qué es realmente ser sostenible y que no estén perdidos. La gente lee la palabra “sostenibilidad” en etiquetas, procesos o productos, pero ¿qué significa realmente? El consumidor puede confundirse con tanta información y la industria tiene la responsabilidad de comunicar todo con transparencia.

 

 

P.: ¿Cómo se puede evitar esta confusión?


R.: Hay muchos tipos de certificaciones ecológicas en el mercado y hace falta decir cuáles son más adecuadas dependiendo del tipo de producto. La legislación también tiene que establecer unas normas para que el proceso de producción sea seguro y sostenible. En Europa, los productos deben estar en línea con la legislación establecida y los consumidores tienen un sentimiento de seguridad respecto al producto. A escala regional, también debería haber una serie de iniciativas para establecer requisitos a la hora de vender productos, dependiendo del país, y así los consumidores confiarían más a la hora de adquirir productos, porque su producción estaría regulada. Si un grupo determinado de consumidores está especializado en una certificación ecológica concreta está bien, porque van a confiar en esa etiqueta, pero en términos generales debería estar todo más regulado.

 

 

P.: ¿Llegará un día en el que no será necesario cultivar algodón?


R.: Quizás, si la industria puede brindar ese tipo de solución. No supone un problema el uso del algodón, lo necesitamos para muchos productos, pero la manera en la que lo estamos cultivando supone un gran impacto medioambiental. Si la tecnología pudiera fabricar algodón a gran escala entonces claro, no necesitaríamos cultivar algodón y se podría reemplazar por otras fibras.

 

 

 

 

P.: Algodón orgánico, poliéster reciclado o materiales de origen vegetal, ¿cuál es el más sostenible?


R.: Hay fibras específicas que pueden ser muy buenas para reducir las emisiones de carbono y también hay otras que consumen menos agua de lo habitual. Aun así, todo tiene que verse desde un punto de vista conjunto. Aunque el impacto medioambiental se pueda reducir, también hay que considerar la sostenibilidad social. Es muy complicado decir cuál es la fibra más sostenible del mundo. También hay que considerar otras opciones más allá del reciclaje, como el upcycling, que permite reducir el consumo de materias primas.

 

 

P.: ¿Qué papel juegan los grandes retailers?


R.: Los retailers tienen un papel muy importante porque ellos tienen acceso al consumidor final y son los que se ganan su confianza. Tienen que dar un paso adelante y educar al consumidor para mostrarles opciones más sostenibles. No hay que olvidar que ellos también tienen mucha experiencia en cuanto a la sostenibilidad se refiere, como qué cambios se pueden hacer para que un producto sea más sostenible o qué se puede reemplazar para impulsar la sostenibilidad en un artículo. Ese expertise también tienen que explotarlo a través de asociaciones con otras empresas, lo que ayudará a sacarle el máximo partido a la tecnología y a ciertos procesos de producción.

 

 

P.: ¿Cómo se imagina la industria en treinta años?


R.: Soy muy positivo. Hay muchas cosas pasando en la industria ahora mismo. Están apareciendo innovaciones centradas en la circularidad, en el reciclaje o en el upcycling. Lo más importante es que los productores, los retailers, los partners y el consumidor sean conscientes de la importancia de la sostenibilidad. Todos tenemos un objetivo común, reducir el impacto en el medio ambiente y nos estamos moviendo hacia una industria más sostenible. En treinta años, sin duda lo será.