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Revista Modaes número 53

Marta Álvarez, la presidenta a quien nadie esperaba

Dicen de ella que bebe del ejemplo de su padre y que, como a Isidoro Álvarez, a la directiva Marta Álvarez le gustan las tiendas y las compras, estando pendiente tando de la estrategia como de las operaciones de la empresa.

Marta Álvarez, la presidenta a quien nadie esperaba
Marta Álvarez, la presidenta a quien nadie esperaba
Como hacía su padre, visita los grandes almacenes del grupo para supervisar el negocio sobre el terreno.

P. Riaño

4 feb 2025 - 05:00

Hasta hace una década, prácticamente nadie sabía quién era Marta Álvarez. Hoy llena páginas de periódicos, tiene varias fotografías institucionales, un perfil corporativo y hasta una entrada en Wikipedia.

 

 

Revista Modaes número 53

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Nombre: Marta Álvarez

Cargo: Presidenta de El Corte Inglés y de la Fundación Ramón Areces

Hitos: Haber devuelto a El Corte Inglés al crecimiento

 

 

La hoy presidenta de El Corte Inglés ha recorrido en diez años el camino de la segunda a la primera fila de uno de los gigantes mundiales de los grandes almacenes, con la alargada sombra de su padre junto a ella cuando comienza un plan estratégico hasta 2030 con un único objetivo: recuperar el crecimiento tras años de reestructuración.

 

En septiembre de 2014, El Corte Inglés comunicó el fallecimiento de Isidoro Álvarez, el presidente más longevo del grupo de grandes almacenes, que lideró con mano férrea (y exigente, según dicen los que trabajaron con él) durante veinticinco años.

 

Sobrino de Ramón Areces (sobrino a su vez del fundador de la compañía, César Rodríguez), el fallecimiento de Isidoro Álvarez abrió una lucha interna y familiar en el grupo, que Marta Álvarez, la presidenta a quien nadie esperaba, ha logrado cerrar rodeándose de equipos de directivos que han ido cambiando a lo largo del tiempo.

 

 

 

 

Marta Álvarez empezó en la empresa familiar como becaria en la división de viajes, tras licenciarse en Derecho en el CEU de Madrid, estudiar idiomas y formarse en el extranjero por imperativo de su padre. Su madre, María José Guil, conoció a Isidoro Álvarez tras enviudar de Alfonso Rey, un empresario del sector de la restauración padre biológico de Marta y su hermana, Cristina.

 

Cuando falleció, Marta y Cristina tenían menos de cinco años, así que crecieron junto a Isidoro Álvarez. En diciembre de 2003, las dos hermanas cambiaron su apellido por el de Álvarez. Tras su primera etapa en la división de viajes, Álvarez se trasladó a Londres para formarse en la casa de subastas Sotheby’s, donde terminó trabajando cinco años, primero en la capital británica y después en Madrid.

 

A su regreso a El Corte Inglés, se incorporó al departamento de hogar y decoración y, después, al de moda. “Ella bebe del ejemplo de Isidoro”, dice un directivo cercano que también conoció a su padre. Como hacía su padre, visita los grandes almacenes del grupo para supervisar el negocio sobre el terreno, donde presta especial atención a las plantas de moda, una de las áreas del negocio donde ha tomado decisiones relevantes, como la supresión de algunas marcas de moda femenina.

 

 

 

 

“Tiene mucha cercanía con el mundo de la tienda y las compras, está pendiente no sólo de la estrategia, sino también de las operaciones, y está pendiente al detalle”, explica un ejecutivo. También como su padre, lleva una discreta vida alejada de los focos, aunque algunos detalles de su vida personal han trascendido por la relevancia social de los círculos en que se mueve: está casada con Claudio Abelló Gamazo (hijo del empresario Juan Abelló), con quien tiene dos hijos.

 

Marta Álvarez es presidenta de El Corte Inglés desde julio de 2019 y presidenta de la Fundación Ramón Areces desde 2021. Junto a su hermana Cristina y a través de Cartera de Valores IASA, es la mayor accionista individual de El Corte Inglés, herencia que recibió de su padre y que supuso un duro enfrentamiento con otra rama de la familia, representada por Dimas Gimeno, sobrino de Isidoro Álvarez y a quien se apuntaba como sucesor.

 

Para Marta todo el mundo había imaginado un futuro en un segundo plano y lejos de la gestión, algo que ella no quiso y reclamó las riendas de la compañía gracias a su poder accionarial.“Si su padre tuvo un círculo cercano de históricos de la casa, a ella no le ha dado tiempo a crearlo -explican fuentes cercanas-; lleva sólo diez años en la gestión y está creando un equipo a fuerza de prueba-error”. Dicen de ella que es una persona “noble”, con un “acercamiento frontal, para lo bueno y para lo malo” en la relación con su equipo directivo.

 

 

 

 

Cuando llegó a la presidencia, las funciones ejecutivas estaban en manos de Jesús Nuño de la Rosa y Víctor del Pozo, como coconsejeros delegados. El primero de ellos (que en 2018 fue nombrado presidente, el quinto en la historia de la empresa y el primero ajeno a la familia) dejó El Corte Inglés en enero de 2020 tras perder poder de forma gradual.

 

El segundo lo hizo en 2022, sólo dos meses después de haber sido renovado en el cargo hasta 2027, por diferencias de visión sobre la estructura corporativa del grupo. Con la salida de Del Pozo, El Corte Inglés introdujo una nueva estructura: el máximo órgano de gestión del grupo pasó a ser una comisión ejecutiva delegada, de la que formaban parte Marta Álvarez y dos nuevos directores generales, José María Folache y Santiago Bau.

 

Esta estructura ha durado dos años. El pasado enero, Marta Álvarez incorporó a Gastón Bottazzini como asesor personal, lo que hacía presagiar un cambio mayor, como terminó siendo: en julio, la junta de accionistas de El Corte Inglés dio luz verde al nombramiento del argentino como consejero delegado, al frente de la ejecución del plan estratégico 2025-2030 del grupo de grandes almacenes.

 

Los dos directores generales pasaron a reportar a Bottazzini, algo que terminó derivando en la salida de Folache, que, igual que sus antecesores, había ido perdiendo poder.

 

Dicen que su compromiso con El Corte Inglés es máximo y con “demostrarse y demostrar” que es la mejor para un puesto no exento de riesgos: un gigante y símbolo de la economía española, en un sector en horas bajas, que acaba de incorporar a un nuevo consejero delegado, que comienza, además, un nuevo plan estratégico con la presión de los accionistas por salir a Bolsa.