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Los códigos deontológicos de los gigantes de la moda

Silvia Riera

14 may 2012 - 04:47

La subcontratación en países del Tercer Mundo es una práctica habitual en la moda, pero tiene un riesgo: los abusos que puedan cometer los proveedores y por los que debe responder la marca. Para evitar que las malas prácticas de sus proveedores les perjudiquen, las compañías han elaborado en esta última década sus propios códigos de conducta, documentos que recogen normas éticas para sus proveedores.

 

Inditex, Mango, El Corte Inglés y Cortefiel, pero también Gap, H&M o Primark cuentan con su propio código de conducta para seleccionar a sus proveedores y garantizar que respeten los derechos humanos, laborales y medioambientales en su cadena de suministro. Nike, que fue una de las primeras en ver dañada su imagen y responder de los abusos que cometían sus proveedores, acaba de poner en marcha The Manufacturing Index, su código de buenas prácticas para sus más de 900 proveedores, que emplean a un millón de trabajadores. 

 

Nike endurece su anterior código con nuevas exigencias a sus proveedores en materia de gestión empresarial, laboral y medioambiental. The Manufacturing Index detalla todas las características que una fábrica debe de poseer para ser proveedora de la marca deportiva y, para difundirlos, Nike ha creado una página web específica. A través de este índice, la empresa estadounidense a empezará a medir entre sus proveedores aspectos como el ahorro energético, la salubridad y seguridad de las instalaciones, y las relaciones laborales.

 

No existe un estándar en los códigos de conducta y cada empresa elabora el suyo propio. El listado de normas acostumbra a ser el mismo y trata de ordenar las prácticas en los centros de producción en materia de respeto a los derechos humanos, laborales y mediambientales. Hay códigos muy escuetos, claros y concisos, como el de Cortefiel, y otros más extensos y puntillosos, como el de Gap.

 

En España, Inditex elaboró su propio código de conducta específico para los proveedores en 2005 tras entrar en la Ethical Trading Initiative (ETI). Su código prohíbe el trabajo forzado, el trabajo infantil, la discriminación, el trato inhumano y las largas jornadas de trabajo. Y obliga a pagar los salarios, a respetar la libertad de representación sindical, a la seguridad y a la higiene en el puesto de trabajo y a proteger el medioambiente.

 

En cuanto a las relaciones de sus empleados con los proveedores, el grupo gallego especifica que la selección de talleres y fábricas se realizará por motivos objetivos y transparentes, en busca de las mejores condiciones de suministro, pero también de relaciones estables. Inditex especifica también que ningún empleado podrá ofrecer ni aceptar regalos de más de cien euros por parte de los proveedores. 

 

Mango también cuenta con un código ético propio, que contempla unas normas de conducta para sus proveedores, en el que les prohíbe subcontratar la fabricación de sus artículos a terceros sin su autorización, para poder controlar mejor su cadena de suministro. Dicho código contempla que no se emplee a nadie por debajo de la edad legal de trabajar; garantiza que sus centros de trabajo sean lugares seguros y saludables; reconoce el derecho a asociación y negociación; no permite la discriminación de ningún tipo entre sus empleados, y asegura un salario acorde con el cargo, la legislación y las horas trabajadas.

 

La empresa colabora con la ONG Setem y forma parte del The Global Compact (Pacto Mundial), una iniciativa de Nacionales Unidas que vela por el respeto de los derechos humanos, las normas laborales, el medio ambiente y denuncia la corrupción. Hace diez años que inició auditorías internas y externas para garantizar estos aspectos. 

 

Mango también colabora con la Federación Textil y Química (Fiteqa) de CCOO para verificar las fábricas con las que trabaja; con la ONG Greenpeace, en cuestiones como las sustancias nocivas, y con la Fundación Ecodes en materia de emisiones de gases de efecto invernadero. En 2010, obtuvo el certificado Made in Green, que otorga el instituto tecnológico textil Aitex y que garantiza que sus artículos no contienen sustancias químicas nocivas y que se han producido en centros que respetan el medioambiente y los derechos de los trabajadores.ç

 

El grupo El Corte Inglés también está adherido a The Global Compact de Naciones Unidas y asume sus principios a través de su propio código de conducta, la Business Social Compliance Initiative (Bsci).

 

Por su parte, el grupo Cortefiel cuenta con un código de conducta externo para sus proveedores, en el que subraya que la empresa no comprará mercancía ni contratará servicios de proveedores que no cumplan con condiciones laborales éticas. Los fabricantes y proveedores de Cortefiel deberán apoyar y respetar los derechos humanos, no ser cómplices en su abuso y garantizar la salud, seguridad e higiene de las instalaciones.

 

La compañía española exige que el número de horas de trabajo sea razonable y de acuerdo con las leyes locales, y que se compensen las extraordinarias; la libertad de asociación y negociación colectiva; y la eliminación de toda forma de trabajo forzado y empleo infantil. Y por último, Cortefiel quiere que sus proveedores no discriminen, respeten el medioambiente y cumplan con las leyes.

 

El código de H&M se basa en los estándares internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la convención de la ONU sobre los Derechos del Niño y las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como la legislación nacional vigente.

 

El grupo sueco exige a sus proveedores que respeten la legislación de sus países; no acepta el trabajo infantil; tampoco acepta instalaciones ni maquinaria que ponga en riesgo la salud de los trabajadores. H&M especifica que los trabajadores extranjeros gozarán de los mismos derechos que los suecos, que se respeten siempre sus derechos y que no sean objeto de discriminaciones.

 

La empresa exige contratos laborales por escrito y en el idioma del país; y que se garanticen sueldos de, al menos, el salario mínimo interprofesional, el salario imperante en el mercado o el negociado en el convenció colectivo. H&M también concreta que el horario semanal no excederá el mínimo legal y, en ningún caso, las 48 horas semanales. En caso de que el proveedor cuente con una zona de viviendas para sus empleados, éstas deberán estar separadas del puesto de trabajo.

 

La compañía sueca pide también proveedores respetuosos con el medio y que cuenten con los permisos y licencias legales y vigentes necesarias para sus operaciones.

 

El de Gap es el más preciso y amplio de todos. Su código incluye cualquier tipo de acoso o discriminación, incluso lanzar miradas lascivas o hacer un comentario despectivo, y cuenta con una política de drogas y alcohol, que prohíbe de manera explícita su consumo en horas de trabajo. Por otro lado, la empresa exige a los trabajadores registrar el tiempo acordado para evitar cálculos erróneos y evitar abusos. 

 

Gap contempla también una política anti-boicot, por la que sus empleados no pueden apoyar ni cooperar en el boicot al gobierno de los Estados Unidos; y recuerda que sobornar está prohibido en el país americano. La empresa subraya que no es ético dar o aceptar regalos, realizar negocios con cónyuges, familiares o amigos, ni mantener relaciones personales en el trabajo.

 

La empresa estadounidense especifica también cómo debe usarse la información sobre su actividad, incluso ante la solicitud por parte de un medio de comunicación. Por último, Gap también deja claro cómo los trabajadores deben participar en actividades políticas.

 

La irlandesa Primark trabaja con el mismo código que su matriz, Associated British Foods. En él, la compañía trata de garantizar que los empleados trabajen en igualdad de oportunidades, según el mérito; que se trate a los trabajadores con respeto, así como a las comunidades en las que se encuentra, y que se respete el medio ambiente.

 

En 2010, Primark se volcó en un programa de comercio ético, que tuvo la colaboración de la Ethical Trading Initiative (ET) y la ONG Save the Children, y que consistió en desarrollar una serie de iniciativas para garantizar los derechos laborales de los trabajadores de su cadena de suministro. La empresa asegura que tiene todavía mucho por hacer en este campo y es consciente que no siempre hace las cosas de manera correcta, pero señala que hará todo lo posible para garantizar un comportamiento ético en sus proveedores.