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Lis Suárez: “Las empresas ven la parte ambiental como inversión y la social como un coste”

La investigadora de Ashoka, que acaba de presentar la investigación Impacto social de la economía circular en el textil y la moda, sostiene que “hace falta que las empresas tengan mayor conciencia de lo que se puede decir y lo que no”.

Lis Suárez: “Las empresas ven la parte ambiental como inversión y la social como un coste”
Lis Suárez: “Las empresas ven la parte ambiental como inversión y la social como un coste”
Países Bajos, por su parte, es pionero en iniciativas circulares en empresas y gobiernos.

C. Juárez

2 feb 2023 - 05:00

Una sostenibilidad más social. Este es uno de los principios que defiende Lis Suárez, investigadora de Ashoka, una asociación sin ánimo de lucro que promueve la innovación social. Suárez, que también acaba de publicar junto a la Universidad de Utrecht la investigación Impacto social de la economía circular en el textil y la moda, sostiene que en los últimos años las empresas han dado más importancia a la parte ambiental de la sostenibilidad, “porque la ven como una inversión y la social como un coste”. Sobre el greenwashing, Suárez considera que “en la industria se necesita que las empresas tengan mayor conciencia de lo que se puede decir y lo que no”.

 

Pregunta: El greenwashing se ha convertido en un problema. ¿Debe la moda dejar de hablar de sostenibilidad? 

Respuesta: No. Es parte sine qua non de la industria, somos uno de los principales contaminadores. Es cierto que cuando tienes buenas intenciones, la gente te mira más de cerca, porque estás diciendo en un altavoz lo que haces bien. Pero en la industria se necesita que las empresas tengan mayor conciencia de lo que se puede decir y lo que no. Hay un principio científico de cómo hacer las cosas, pero se ha vuelto un elemento de mercadeo. Hay que decir lo que puedo probar, si no, no lo digo. Lo que hago y lo que digo tiene que estar soportado por algo científico.

 

P.: El estudio hace especial énfasis en India, España y Países Bajos, pero cada mercado es muy diferente. ¿Cómo ha evolucionado el sector en cada uno en el ámbito de la sostenibilidad?

R.: La idea de utilizar estos países era tener una idea global de la industria. Estos países tienen diferentes roles. Europa es la principal región de distribución de productos de manufactura de la India, aunque España también produce y antes era uno de los mayores exportadores del mundo en textil. Continúa siendo uno de los principales polos de producción de la región y tiene una incipiente industria sostenible. Países Bajos, por su parte, es pionero en iniciativas circulares en empresas y gobiernos.

 

P.: También aborda el impacto social de la cadena de valor de la moda en el marco de la economía circular. ¿Cómo se mide? ¿Cómo se explica?

R.: Creo mucho en la economía circular como un concepto regenerativo y que puede hacer un cambio sistémico. Es un nuevo modelo económico, pero que no tiene una base social fuerte, por lo que el problema se replicará. Necesitamos un sistema que tenga en su base ese elemento social acorde, si no a coste de un beneficio medioambiental generaremos muchos costes sociales. En términos de implementación estamos en un periodo muy embrionario, así que estamos a tiempo de implementar los cambios y que sean a mejor.

 

 

 

 

P.: ¿Qué impacto social tiene la circularidad?

R.: En términos de su definición hablamos de la creación de empleo, necesitamos más manufactura, reciclaje. Pero esos empleos tienen que ser beneficiosos para las empresas y las regiones. Nosotros presentamos una herramienta que permite medir el impacto desde la perspectiva del trabajador. Esta herramienta mide tres niveles: la calidad del trabajo, el impacto del trabajo en su bienestar, el acceso a la oportunidad y capitales sociales o capital social o financiero.

 

P.: ¿Quién debería impulsarla?

R: Como es un cambio sistémico, hay que tener embajadores en diferentes aceras. Por un lado, empresas que se movilicen, aunque no podrán hacer grandes cosas si el gobierno no establece políticas para estimular y también políticas restrictivas, que penalicen los comportamientos que no nos están ayudando.

 

R.: ¿Medirlo debe ser una medida higiénica o de comunicación? 

R.: Al principio tienen que hacer un análisis interior y luego lo deberían comunicar, también de manera interna. Es vital que todos los trabajadores de todos los niveles lo conozcan, porque es un esfuerzo colectivo, no sólo de management.

 

P.: Este año se cumplen diez años del Rana Plaza. ¿Se ha dejado de lado la parte social?

R.: Totalmente. Siempre ha habido una simetría entre ambos ámbitos, pero las empresas ven la parte ambiental como una inversión y la parte social como un coste. Una empresa está más dispuesta por pagar por un algodón orgánico, que es más caro, que subir el salario a sus trabajadores. La sostenibilidad se tiene que probar en el ámbito social, si no es greenwashing.

 

 

 

 

P.: La investigación también habla de desigualdad y brecha salarial en el sector. ¿Estas políticas son prioritarias en los principales hubs de confección?

R.: La brecha salarial existe en todos los países del mundo y en todos los sectores. Es un problema estructural, no es solamente de la industria de la moda. Las empresas dicen que las mujeres vienen con menos educación o menos experiencia que los hombres. Al final también es cuestión del sistema.

 

P.: ¿Los cambios los deberían implementar los propios países o las empresas que trabajan en ellos? ¿Desde Europa qué se debería hacer?

R.: Se necesita el apoyo de diferentes partes. Puede haber algún tipo de influencia, pero algunas de estas prácticas están culturalmente muy arraigadas en estos países, y no puedes imponer una forma de pensar diferente. Se trata más de trabajar donde el ámbito gubernamental. Pero una empresa que esté vendiendo en Europa también tiene que asegurarse de las condiciones.

 

P.: En el estudio señala que es alarmante la baja participación de los sindicatos. ¿Cómo se puede mejorar?

R.: Creo que los sindicatos tienen mala publicidad. Tener un comité de trabajadores es una forma real de asegurarse de conocer el problema antes de que no se pueda hacer nada. Esto permite tener un dialogo necesario y oportuno. Las empresas tienen que ver los sindicatos como aliado, no como un enemigo terrible. Es revaluar el rol que los sindicatos tienen, porque las pequeñas empresas también se pueden beneficiar mucho. Si ves a tus trabajadores como un capital y no como un coste, es mucho más fácil ese tipo de negociaciones.

 

P.: ¿Está de acuerdo con las medidas planteadas por la Unión Europea para acelerar en sostenibilidad?

R.: Son buenos pasos e importantes a tomar, aunque siempre se puede hacer algo más. Entre esas cosas es la armonización con todos los países y tener en cuenta que la mayor parte de la moda que hay en Europa proviene de fuera. Hay que tener en cuenta el origen del producto. Se podría hacer mucho más con los gobiernos de esos países, no cosas de imposición, sino de diálogo.