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La saga zapatera de Magrit

C. Pareja

28 oct 2014 - 04:47

Comenzó hace noventa años vistiendo los pies de las vecinas de Elda y acabó fabricando para las principales firmas de moda del panorama internacional. Cuatro generaciones son las que han llevado a Magrit a ser una de la marcas de calzado de España con más trayectoria y mejor valoradas en gran parte del mundo. Ahora, con casi cien años de historia a sus espaldas, la compañía emprende nuevos objetivos con la cuarta generación familiar asentándose en los distintos departamentos de la empresa.


 

Magrit, que en sus inicios operaba bajo el nombre Margarita, nació en 1929 de la mano de José Amat Sanchís. Amat, zapatero de profesión, puso en marcha su propio negocio en Elda (Alicante) fabricando de manera artesanal calzado para mujer.

 

La compañía, que actualmente está presente en los cinco continentes, no tardó en hacer frente al primer relevo generacional. Manuel Amat Pérez, hijo de José Amat Sanchís, se incorporó a la empresa en 1943. Con él llegó una visión más global del negocio del calzado y los primeros hitos de la firma.

 

 

Amat asumió las tareas de dirección y producción y puso en marcha el desarrollo de la línea de negocio de fabricación para terceros. El joven directivo consiguió seducir a empresas internacionales como Bally, firma para  la que llegó a producir gran parte de sus colecciones. Ahora, la compañía, además de operar con su propia marca, también colabora con otros diseñadores, como Stuart Weitzman y Carolina Herrera.

 

El directivo también elevó su apuesta por la internacionalización y la exportación, una estrategia que se vieron obligados a adoptar “por necesidad” después de la Guerra Civil española. Tras este paso, Magrit llevó sus zapatos a un gran número de mercados, como Francia, Reino Unido, Suiza o Estados Unidos.

 

En la década de los setenta, la enseña dio un paso adelante, e incorporó a sus primeras filas a la tercera generación. Los hijos de Amat, José María Amat Mira y Manuel Amat Mira, tomaron las riendas de la empresa tras formarse en las principales escuelas de negocio y diseño.

 

José María Amat, que actualmente tiene 63 años y es presidente de Inescop (Instituto Español del Calzado y Conexas), se formó en ciencias económicas y empresariales, mientras que Manuel Amat, de 59 años, se especializó en el negocio del calzado como técnico en patronaje y diseño, en Milán. Ambos se encargan en la actualidad de la dirección de la compañía y de supervisar la producción, Manuel Amat Pérez continúa apoyando a sus hijos en la gestión diaria de la empresa.

 

 

Con la tercera generación llegó también un cambio de imagen para la compañía. Magrit, que entonces aún operaba bajo el nombre de Margarita, contrató los servicios de una consultora para conocer su impacto en España y en el mercado internacional.

 “Nos dijeron que el nombre de Margarita se asociaba a una bebida, por lo que apostamos por Magrit, un nombre que se pronuncia igual en todas las lenguas y no tiene doble sentido”,  explican desde la empresa.


 

 

Ahora, Magrit cuenta con una plantilla de más de un centenar de empleados (de los que cerca del 90% son artesanos zapateros) y fabrica anualmente 150.000 pares de zapatos, de los que entre el 80% y el 85% son para firmas internacionales de calzadoque subcontratan la producción a la compañía.

 

 

La cuarta generación de la compañía ya ha comenzado a dar los primeros pasos dentro del grupo. José Amat Fernández, hijo de José María Amat, se ha incorporado al área de diseño

de Magrit en los últimos años.

 

 

Tras licenciarse en la Universidad de San Luis en ciencias económicas y en diseño de calzado en Florencia, José Amat está en la actualidad al frente de la dirección creativa de Magrit. “Hemos evitado a lo largo de los años el fichar a directivos externos –explican desde la compañía-; es un negocio que tienes que conocer y una disciplina que se hereda”. “Esta fórmula es la que nos ha ayudado a llegar tan lejos”, añaden desde la empresa.