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Gobierno y UE encienden el ‘crono’ de la sostenibilidad: nueva legislación para la moda

En los próximos cinco años, Europa y España tienen preparado un paquete de medidas para impulsar la economía circular en el sector textil, que podría ampliar la responsabilidad del productor hasta el final de la cadena de valor: cuando el cliente quiere deshacerse de su ropa.

Iria P. Gestal

27 ene 2021 - 05:00

Gobierno y UE encienden el ‘crono’ de la sostenibilidad: nueva legislación para la moda

 

 

Ya no hay vuelta atrás. En el próximo lustro, la circularidad en la industria de la moda dejará de ser un propósito para convertirse en una obligación forzada por la ley. El sector se prepara a contrarreloj para adaptarse a una avalancha de normativas que podrían cambiar el modelo de la moda y extender la responsabilidad de las empresas hasta el final de la cadena de valor: cuando el cliente quiere deshacerse de su ropa.

 

La normativa más inminente es la prohibición de la destrucción de excedentes no vendidos, contemplado en el anteproyecto de Ley de Residuos, que el Gobierno prevé aprobar este mismo año.

 

El debate sobre la destrucción de stock se ha reabierto de forma recurrente en el sector de la moda. En 2017, Burberry se vio inmersa en un escándalo tras filtrarse que quemaba 28,6 millones de libras en prendas y accesorios cada año. Un año después, anunció que abandonaría la práctica.

 

 

 

 

En Estados Unidos, el mayor mercado de consumo para la moda, un 65,2% de los residuos textiles terminan en vertederos, un 18,7% se incineran y sólo un 14,5% se reciclan, según datos de la Agencia estadounidense para la protección medioambiental (EPA, en sus siglas en inglés).  

 

El impacto en el sector textil que, en el anteproyecto de ley, el Gobierno alude directamente al sector: “a partir de 2021, queda prohibida la destrucción de excedentes no vendidos de productos no perecederos tales como textiles, juguetes, aparatos eléctricos, entre otros, salvo que dichos productos deban destruirse conforme a otra normativa”.

 

Este primer paso es en realidad el más fácil de solucionar, porque es un proceso que tienes dentro de casa”, explica Cecilia Dall Acqua, senior manager de Deloitte especializada en sostenibilidad.

 

Los problemas llegan en 2022. Para ese año, la Ley de Residuos obligará a recoger los residuos posconsumo, ya sea con un punto de recogida en tienda o por vías alternativas. Después, llegará el siguiente paso: deberán establecerse objetivos de reutilización y reciclado para esos desechos.

 

 

 

 

“Es necesario establecer toda una cadena de recogida y reciclaje que todavía está por desarrollarse y es necesaria una gran inversión”, apunta Dall Acqua. “Es una transformación que es muy difícil de hacer solo, es necesario crear una iniciativa sectoral”, reclama la experta.

 

La clave estará en cómo se legisle en España el concepto de responsabilidad ampliada del productor (RAP): es decir, si será el productor quien deba encargarse de su producto hasta el final de su vida, o por el contrario será el distribuidor u otro actor de la cadena de valor.

 

A diferencia de otros materiales como el plástico, la circularidad en la moda implica un proceso complejo, ya que rara vez las prendas están compuestas únicamente de un solo tejido y el proceso de separado y clarificación no es sencillo.

 

En esta línea, la patronal europea del textil, Euratex, está impulsando ya la creación de cinco hubs de reciclaje en el continente, uno de ellos en España, que estarán financiados por fondos europeos.

 

 

 

 

En paralelo a la legislación española, otro timeline va avanzando: el de la Unión Europea. Este año, la Comisión Europea publicará la Estrategia para los productos textiles sostenibles, que determinará los próximos pasos que se marcarán para promover la circularidad y la sostenibilidad del sector.

 

“Esta estrategia ayudará a la UE en su transición hacia una economía circular climáticamente neutra, en la que los productos se diseñen para ser más duraderos, reutilizables, reparables, reciclables y eficientes desde el punto de vista energético”, explica la Comisión.

 

Tanto el Green Deal como el Plan de Economía Circular de la UE identifican el textil como un sector prioritario para avanzar en circularidad. En este sentido, Bruselas subraya que, “pese al aumento de la tendencia social hacia la sostenibilidad”, los europeos consumen, de media, 26 kilos de textil per cápita al año y se deshacen de unos once kilos anualmente.

 

El textil es un sector intensivo en recursos con un elevado impacto medioambiental y climático”, añade la Comisión. Además, precisa que la cadena de valor del sector está muy globalizada, por lo que “el textil europeo se enfrenta a un campo de juego desigual” dado los estándares más bajos en materia medioambiental en terceros países.  

 

En este sentido, la iniciativa propondrá acciones concretas para avanzar hacia la economía circular, abordando la producción, la recolección de residuos y el reciclaje, e incentivando nuevos modelos como la suscripción o similar.