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Generales 2015: Albert Rivera, el contable 2.0 que conquista el corazón de las abuelas

S. Riera/ F. Marín-Camp

1 dic 2015 - 04:47

 

Todo indica que Albert Rivera, artífice del fenómeno Ciudadanos, irrumpirá con fuerza en el Congreso en las próximas elecciones del 20 de diciembre. Han pasado nueve años desde que Rivera saltara a la política con un cartel electoral en el que aparecía completamente desnudo en la campaña para la presidencia a la Generalitat de Cataluña en 2006. Ahora, de alcanzar la presidencia del Gobierno español, el candidato aportaría a La Moncloa un estilo business de contable 2.0, según lo definen los expertos.

 

Modaes.es realiza durante los días previos a las elecciones generales del próximo 20 de diciembre una serie especial en la que analiza las propuestas políticas de los mayores partidos políticos (PP, PSOE, IU, Ciudadanos y Podemos) en torno al sector de la moda, así como la imagen de sus candidatos a la presidencia del Gobierno español. El candidato de Podemos, Pablo Iglesias, fue el protagonista de la primera entrega de esta serie.

 

Por imagen y por trayectoria profesional, Albert Rivera es el hijo, el yerno y el nieto deseados

 

Nacido en Barcelona en 1979, Rivera es uno de los cabeza de lista más jóvenes de estas elecciones. Licenciado en Derecho por Esade, antes de involucrarse en política, el líder de Ciudadanos entró a trabajar en La Caixa, donde llegó a aprobar las oposiciones internas. En 2006, Rivera fue uno de los impulsores de Ciutadans (nombre de la formación en Cataluña), elegido como presidente del partido en el primer congreso.

 

Desde entonces, la formación política ha avanzado posiciones en el Parlamento catalán a pasos agigantados y ahora ultima su salto al Gobierno español de nuevo con él como abanderado. Igual que su contrincante Pablo Iglesias, Rivera ha ido ganando popularidad con una fuerte presencia mediática que le ha llevado a pasar por multitud de platós de televisión, logrando despertar el interés del centro derecha y de los neoliberales, de una nueva generación de empresarios y directivos a los que incomoda el PP y su tradición.

 

Por imagen y por trayectoria profesional, Rivera es el hijo y el nieto deseados. Mientras en España el trabajo que toda madre querría para su hijo sería el de funcionario, en Cataluña, el mismo listón en seguridad, remuneración y estatus lo daba, al menos hasta la crisis inmobiliaria, La Caixa. Y es en este mismo tono como definen los expertos la imagen que irradia Albert Rivera: “Es el yerno que toda madre quisiera tener para su hija casadera”, señala Inmaculada Urrea, socia fundadora de la consultoría Sofoco Media. “Rivera es el chico que gusta a las abuelas”, añade la profesora de comunicación política de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Laura Cervi.

 

Traje chaqueta o vaqueros con americana, camisa blanca y sin corbata. Arreglado, limpio, pero a la vez informal. “Es demasiado clásico”, señalan Montse Guals y Elisabet Olivé, fundadoras de la agencia de asesoría de imagen Qué me pongo. “Le hace falta un aire más fresco, su imagen ganaría dinamismo”, señalan. “Tiene una pose de hombre mayor que no le acaba de funcionar y que no creemos que necesite porque es un candidato con suficiente personalidad”, apuntan las expertas.

 

Cervi, que también es doctora por la Università di Pavia, subraya que su estilo funciona para los votantes más mayores porque resulta demasiado anticuado. “Era el estilo moderno en la década de los ochenta, pero ahora está totalmente desacertado”, señala la profesora. “Su estilo es el típico de ejecutivo de Esade o incluso de trabajador de una entidad bancaria; es el pijo que no da tanto miedo, una versión renovada del look de Rajoy o Aznar”, añade Cervi. “Si Mariano Rajoy es como el contable de Valladolid, Albert Rivera es el contable de Valladolid 2.0”, subraya.

 

Al candidato de Ciudadanos le falta swing: viste bien, pero demasiado clásico; es joven, tiene buen físico, pero le falta soltura y algo de desparpajo

 

En esta misma línea, Urrea añade que, aunque es mucho más joven que Pedro Sánchez, viste más clásico que él, a pesar incluso de haberse quitado la corbata. “Rivera es un buen orador, sabe que tiene un verbo que no se le acaba y, al final, creo que no le da tanta importancia a cómo se viste”, señala Urrea. “Para él, dar buena imagen es ir bien y ya está”, asegura.

 

Sin embargo, las expertas destacan su buena posición y su gesto adecuado. “Rivera tiene muy buena postura, tiene mucha presencia, saca pecho y sabe sacar partido a su físico”, señala Urrea. “Ha sido nadador, sabe mantener el cuerpo erguido y esto transmite mucha seguridad”, explica. La única nota negativa que le aporta su físico atlético es la anchura de los brazos: “Si se hiciera los trajes a medida, no le quedarían tan ajustados en los brazos, que a veces parece que los tenga embutidos en las mangas”, apunta la asesora.

 

Según Urrea, al líder de Ciudadanos le falta swing: viste bien, pero demasiado clásico; es joven, tiene buen físico, pero le falta soltura, algo de desparpajo. Las expertas coinciden al resaltar que algo falta en Rivera para la correcta defensa de un look de negocios que parece forzado, demasiado clásico y exento de personalidad, en el que se percibe la evolución del partido hacia una liberal democracia a lo Nick Clegg.

 

Un punto que juega a su favor es su media sonrisa. Guals y Olivé aseguran que este gesto involuntario le da proximidad. “A Pedro Sánchez, por ejemplo, la falta la media sonrisa de Albert Rivera”, apuntan.