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Frank Faricy (XgenAI): “El siguiente paso de la privacidad es poder personalizar sin saber quién eres”

Faricy es el fundador de XgenAI, una herramienta de personalización para el canal online. El directivo defiende que “el mundo actual de la publicidad es deshonesto y corrupto” y que hay que primar la privacidad.

Modaes

21 ene 2022 - 04:51

Frank Faricy se define como “un innovador en la experiencia del consumidor”. El emprendedor es el fundador de XgenAI, una herramienta de personalización basada en inteligencia artificial que adapta todos los elementos de una plataforma de ecommerce en base al comportamiento de un usuario, sin necesidad de conocer sus datos personales. En Europa, la compañía está liderada por Jordi García Mercader (con larga trayectoria en el sector de la moda y actualmente al frente de la distribuidora Fashion House) y Jordi Porcel (ex de Vueling, Eithad y Air Arabia).

 

“Si entras en una web, hay cientos y cientos de productos entre los que elegir, puede llevarte toda la vida encontrar lo que buscas; nosotros predecimos los próximos cinco o treinta minutos del comportamiento del cliente”, resume el ejecutivo. La clave, para él, reside en evitar el uso de datos personales del cliente. “La discriminación por edad o género es mala en este tipo de entornos, deberías saber responder sin conocer esa información”, subraya.

 

Pregunta: ¿El cliente sabe lo que quiere?

 

Respuesta: A veces no. La combinación de lo que puede estar buscando son billones de datos. Puede que entre en la web de una marca sin saber lo que quiere, sabiendo exactamente lo que quiere, o buscando algo para otra persona. La intención de Xgen AI es reconocer ese comportamiento hasta cada click. Detectar dónde hay que poner los ítems y a qué hora, para darles la experiencia que tiene la mayor probabilidad de conectarles con lo que quieren.

 

 

P.: ¿Son fiables las predicciones basadas en las búsquedas de un cliente? Quizás quiera ver los vestidos más caros de una página, pero sin intención de comprarlos…

 

R.: También puede que entre en la categoría de moda masculina sin querer, o estar comprando para otra persona. Se usa mucho el término inteligencia artificial, pero hay muchas categorías. Desafortunadamente, lo que la gente considera IA es una tecnología que lleva décadas en el mercado, y en lo que se fija es muy sencillo, y te puede provocar errores por motivos como el que menciona. Lo que usamos es un tipo de IA que tiene sólo dos años de antigüedad y que analiza todo tipo de combinaciones de interacción: la talla, el color, el patrón, la categoría, la hora en la que se conecta… Esta metodología permite errores: si un consumidor pasa dos años mirando productos de una marca y de repente compra un producto, el sistema reacciona al momento.

 

 

P.: A los consumidores les preocupa cada vez más su privacidad. ¿Es una amenaza para este tipo de soluciones?

 

R.: Yo también soy un consumidor. Y el mundo actual de la publicidad es deshonesto y corrupto. La venta y monetización de datos personales en Estados Unidos es delictiva. Así que si trabajamos con una marca, utilizamos su autorización para personalizar la experiencia, pero nosotros no podemos conectar los puntos, no sabemos ni quién es ese cliente.  Esta es la siguiente generación de la privacidad, poder ofrecer un servicio de personalización sin saber quién eres.

 

 

 

P.: ¿Qué puede aprender la IA del personal de tienda física?

 

R.: Muchas plataformas de personalización utilizan patrones para realizar grupos de consumidores. Imagine que está en un estadio rodeada de un millón de personas. Lo que hacen algunas plataformas es dividir esa gente en cinco grupos, y a cada uno le muestran algo distinto. En la tienda, a cada persona individual le atendería un dependiente. Ese es el enfoque que tenemos que tener, que sea 100% individual, y que no sea intrusivo. No tiene sentido tener un pop up que te pregunte qué color buscas, porque no funciona así en la vida real. Pero tener un millón de personas atendiendo a los clientes por Facetime no es escalable.

 

 

P.: ¿Qué hace mejor el ser humano?

 

R.: La IA no reconoce ahora mismo la compra emocional. En lujo, buena parte del proceso de compra es emocional. Un buen asesor superaría a la inteligencia artificial en ese aspecto, pero hoy en día no lo puedes hacer en digital. Además, no todos los asesores son perfectos, así que hay que analizar los números agregados.

 

 

P.: ¿Este tipo de herramientas se pueden trasladar también a la tienda?

 

R.: El siguiente paso es ese, pero las tiendas deben digitalizarse. En un entorno digitalizado sí se puede aplicar, con información que provea el personal.

 

 

P.: ¿La personalización online es más útil para el lujo que para la gran distribución?

 

R.: No, es útil para los dos. Se trata de reconocer patrones de comportamiento, aunque sean diferentes. La limitación es que el tráfico no sea muy grande.

 

 

P.: ¿Qué consumidores son más previsibles?

 

R.: Una generación, para mí, es información personal, y no necesito saberlo. El sistema tiene que poder responder a todo el mundo. La discriminación por edad en ese entorno es malo, y no tienes por qué saberlo. La gente quiere saber tu edad para saber cómo reaccionar, pero si el sistema puede responder basado en tu comportamiento, no necesitas nada más.

 

 

P.: ¿Cuál es el techo del ecommerce?

 

R.: Hay que analizar y entender las tendencias. La transición va en una sola dirección, y con la aparición del metaverso y la globalización del ecommerce, la pregunta es si las marcas se adaptarán, porque no va a parar. La población crece y la penetración digital crece, es imparable.