Back Stage

Flecos y flores vuelven tras dos años: la gran distribución capitaliza el regreso de los festivales

Desde H&M y Nasty Gal con Coachella hasta Pull&Bear con Primavera Sound, los grandes operadores de distribución de moda vuelven a saludar la temporada de festivales, que regresan tras dos años de parón.

Isabel Carmona

31 may 2022 - 04:51

Flecos y flores regresan tras dos años: la distribución de moda vuelve a abrazar la ‘festival season’

 

 

Sin Coachella, no hay festival style. Junto con toda otra gran congregación social, la pandemia puso en pausa la celebración de festivales, y la música no ha sido la única en sufrir el parón: la moda lleva dos años con los tops de crochet, las gafas de colores y los sombreros boho escondidos en el almacén. Ahora, con el regreso de los conciertos, la gran distribución vuelve a subirse al escenario, y lo hace con más fuerza que nunca.

 

Al llegar 2021, el año que parecía el de la recuperación, los fans de festivales se volvieron a enfrentar a cancelaciones, retrasos y un horizonte oscuro que no parecía esclarecerse, agarrados a las entradas que habían comprado ya dos años atrás. Esta temporada, los festivales han vuelto por fin a abrir sus puertas y los grandes grupos de distribución de moda se apuntan a la euforia colectiva de la nueva normalidad, lanzando colecciones especiales por la festival season o directamente uniendo su nombre a un evento concreto. 

 

Este año, la asociación con los festivales regresa con fuerza, con el objetivo de recuperar el tiempo perdido por el Covid-19. Marcas como Boohoo, H&M, Asos y Nasty Gal incluyen en su oferta un 173% más de artículos de festival que en 2019, según datos recogidos por Edited para Business of Fashion.

 

 

 

 

La pasada semana, el flagship de H&M en el número 11 de Paseo de Gracia (Barcelona) abrió sus puertas con unas serpentinas rosas brillantes colgando del marco. En su superficie, se leen las palabras Festival Season. Además, la compañía sueca de distribución de moda, uno de los mayores grupos de su sector por cifra de negocio, dispone de una pestaña en su tienda online especialmente dedicada a las prendas para festival, con artículos como camisetas de merchandising de bandas, faldas vaqueras, sombreros bucket y vestidos crochet.

 

H&M es patrocinador oficial de Coachella desde hace más de una década y, cada año, lanza una colección cápsula especial para la celebración del evento, que ha definido y liderado el fenómeno del festival style en los últimos años. Este año, otras marcas que han unido su nombre al evento son la firma PrettyLittleThing, propiedad de Boohoo; Levi’s y Hugo, del grupo alemán Hugo Boss.

 

Desde España, el cabecilla de esta tendencia es Primavera Sound, celebrado a las puertas del verano en Barcelona y con un estilo más urbano que Coachella. La marca que se ha asignado su patrocinio es Pull&Bear, que colabora con el festival desde 2019, la última edición del evento antes del parón por la pandemia.

 

Hace tres años, la cadena de Inditex lanzó una colección de merchandising del evento (la primera en la historia del festival) y se instaló en el Fórum, recinto en el que tiene lugar el Primavera Sound, con su propia carpa durante su celebración. La próxima convocatoria tendrá lugar del 2 al 12 de junio y Pull&Bear vuelve a ser el responsable del diseño de la camiseta oficial del evento y también bautizará uno de los escenarios del evento en el que actuarán algunos de los artistas a la cabeza del cartel como The Strokes, Tyler, The Creator o Lorde.

 

Además, Pull&Bear ha sacado a la venta una segunda colección cápsula en honor a Primavera Sound desarrollada de la mano del ilustrador y artista estadounidense Jack Sachs. Las prendas se venderán de manera exclusiva dentro del festival y en ubicaciones seleccionadas

 

 

 

 

Tous también estará presente en el Fórum de Barcelona para la celebración del festival a través de un pop up con servicios como un estudio de piercing, maquillaje y un photocall. El grupo español de joyería también se ha aliado este año con Mad Cool Festival, que tendrá lugar del 6 al 10 de julio en Madrid, y llevará a la capital los mismos servicios.

 

Por su parte, Desigual ha apostado por el Festival Internacional de Música Avanzada y New Media Art Sónar, otro festival barcelonés de música electrónica que se celebrará a mediados de junio. La compañía española estrenó su patrocinio del evento en 2019 y repetirá este año por segunda vez, lanzando un diseño exclusivo de riñonera en colaboración con el diseñador francés Alphonse Maitrepierre coincidiendo con el Sónar.

 

Springfield, aunque no se ha unido a ningún festival en concreto, también ha querido capitalizar el regreso de los festivales. La cadena de moda joven, propiedad del grupo Tendam, uno de los mayores de su sector en España, ha lanzado una campaña titulada Summer Sounds de la mano de la influencer Begoña Vargas. “Si estás leyendo esto, necesitas un festival”, publicó la marca en sus redes sociales hace dos semanas, junto con el hashtag#FestivalSeason”.

 

La número dos de la distribución de moda en España, Mango, no ha lanzado ninguna colección especial para celebrar el regreso de los festivales este año, aunque sí ha celebrado la vuelta de los eventos veraniegos con un lanzamiento especial para la temporada. En el pasado, la compañía catalana se ha subido a la ola de esta tendencia poniendo a la venta una colección inspirada en Coachella en 2016 o convirtiéndose en uno de los patrocinadores de Primavera Sound en 2018 y dando nombre a uno de los escenarios del evento.

 

 

 

 

De Jimi Hendrix a Vanessa Hudgens: cómo nació el fenómeno del ‘festival style’


Un chal de colores, unas botas de cowboy y una corona de flores falsas fue todo lo que necesitó la actriz Vanessa Hudgens para coronarse como el icono cultural de Coachella. En la última década, el festival ha invadido la Red hasta convertirse en el equivalente de la Met Gala para la distribución de moda: una congregación de los personajes más relevantes del año en la cultura popular y un despiadado debate sobre sus atuendos en redes sociales.

 

Si a mediados de la década pasada Vanessa Hudgens, Miley Cyrus y Lana del Rey protagonizaban las listas de las mejor vestidas de Coachella, con el tiempo, actrices y cantantes han cedido su puesto a tiktokers y youtubers como Emma Chamberlain y, desde España, Marina Rivers.

 

Aunque tras la pausa por la pandemia el fenómeno de Coachella se ha mitigado, el evento continúa siendo el festival por antonomasia y el estilo boho chic que lo caracteriza se mantiene como el definitorio de la temporada de festival.

 

Sin embargo, antes de Coachella hubo otro evento musical sobre el que giraban el resto de festivales: Woodstock, que celebró en 1969 en Nueva York su única edición. El evento reunió en el pueblo de Bethel a casi medio millón de asistentes, menos de la mitad de lo que congrega anualmente Coachella, contó con las actuaciones de Jimi Hendrix, James Joplin y The Family Stone y ha definido lo que conocemos hoy como el estilo de festival.

 

 

 

“Tres días de paz y música”, leía el eslogan de Woodstock, celebrado en medio de una profunda inestabilidad social y política en Estados Unidos y en primera ola del fenómeno hippie. La audiencia era un mar de denim, botas vaqueras y largos collares florales y, entre actuaciones, se reunía para conversar sobre la guerra de Vietnam y el movimiento por los derechos de la mujer.

 

Después de Woodstock, llegaron otros festivales como The Isle of Wight, que se celebró anualmente entre 1968 y 1970 y llegó a contar con una asistencia de 700.000 personas; y Glastonbury, que tuvo lugar por primera vez en la década de los setenta, pero se popularizó durante los ochenta, sirviendo de escenario para la transición al punk en Estados Unidos. Dieron su entrada entonces las botas Dr Martens, aún un elemento esencial en los atuendos de los festivaleros de hoy, y las chaquetas raídas.

 

No fue hasta los noventa que los festivales se convirtieron en eventos para el público general, alejándose de las tribus urbanas marginales con la llegada de eventos como Lollapalooza. En 1997, la compañía británica BBC compró Glastonbury, la operación que consolidó la transición de los festivales al mainstreamDos años más tarde, llegaba a Los Ángeles, impulsada por la multinacional AEG Live, la primera edición de Coachella, la máxima expresión de este cambio de paradigma.