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‘Fashion pact’: otra ‘to do list’ de los gigantes para un cambio ‘eco’ desde dentro

Después de firmar con la Ellen McCarthur Foundation el acuerdo New Plastics Economy y, en Davos, la CEO Agenda, el sector firma ahora su tercer programa de acciones a tomar.

S. Riera

26 ago 2019 - 04:56

‘Fashion pact’: otra ‘to do list’ de los gigantes para el cambio ‘eco’ desde dentro

 

 

 

Nunca antes un sector industrial había estado tan comprometido con la sostenibilidad. En menos de un año, los grandes grupos del negocio de la moda y el lujo han sellado tres acuerdos de contenido similar. Liderados desde ámbitos dispares, con apoyos que también varían y con programas orientados en la misma línea, los gigantes del sector tratan de marcar el paso en materia de sostenibilidad antes de que sean los gobiernos u otros agentes sociales los que les definan las pautas.

 

En menos de un año, los principales líderes de las empresas de moda, lujo y de la industria textil se han sentado en tres mesas de trabajo diferentes. La primero de ellas fue el acuerdo global New Plastics Economy, promovido por la Fundación Ellen MacArthur y firmado por empresas como Burberry, L’Oréal, Stella McCartney, H&M o Inditex, junto con otros grupos de otros ámbitos industriales.

 

Con este acuerdo intersectorial, la moda, el lujo y la cosmética se comprometía también a eliminar los plásticos de un solo uso, trabajar para que el plástico que se use sea reutilizable, reciclable o convertible, y fomentar su circularidad.

 

 

 

 

En enero, los principales representantes de las grandes corporaciones del sector se dieron cita en la cumbre del Foro Económico Mundial en la localidad suiza de Davos para sellar la CEO Agenda.

 

Esta segunda to do list estuvo liderada por la Global Fashion Agenda y la firmaron grupos como Asos, Bestseller, H&M o Li&Fung, así como plataformas como la Sustainable Apparel Coalition (SAC), entre otros. En el documento, los firmantes se comprometían a avanzar en la trazabilidad en la cadena suministro, combatir el cambio climático, un uso eficiente del agua, la energía y los productos químicos, y un entorno laboral más respetuoso y seguro.

 

Ahora, más de una treintena de grandes actores han sellado el Fashion Pact, otra hoja de ruta para conducir al sector hacia la sostenibilidad, liderada en esta ocasión por el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, y el presidente y consejero delegado del hólding francés de lujo, Kering, François-Henri Pinault.

 

 

 

 

Macron hizo coincidir la presentación de este pacto con el encuentro del G7 en la localidad francesa de Biarritz. La nueva hoja de ruta, firmada también por Inditex, se basa en tres puntos: detener el cambio climático, restaurar la biodiversidad y proteger los océanos.

 

Dentro de cada una de estas áreas hay diferentes puntos de trabajo, desde alcanzar cero emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 a proteger ecosistemas o eliminación de plásticos de un solo uso. Algunas de las medidas concretas pasan por la extracción sostenible de materias primas y el uso de energías renovables, eliminar materias primas que exijan consumos intensivos de alto impacto o la erradicación de químicos tóxicos de la cadena.

 

Los gigantes del sector lideran este cambio por tres motivos: para que otros agentes sociales no los vuelvan a situar en el foco de sus reivindicaciones y críticas; para liderar las nuevas reglas del juego, y para avanzarse a los Gobiernos ante nuevas legislaciones más restrictivas sobre las prácticas industriales y comerciales tradicionales.

 

 

 

 

Uno de los grandes temores de los principales nombres del sector es volver a aparecer en el punto de mira de una ONG como Greenpeace. Con estas alianzas, los gigantes de la industria tratan de imponer su discurso basado en un crecimiento sostenible y responsable frente al movimiento activista que reivindica un nuevo sistema de decrecimiento.

 

Por el peso social y cultural propio de la moda, el sector está más expuesto a la crítica social que otras industrias con un impacto medioambiental y social similar o incluso más perjudicial, como la minería, la petroquímica, la alimentación o la industria turística. El pasado marzo, por ejemplo, durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en Kenia, se firmó la Alianza de las Naciones Unidas sobre la moda sostenible para presionar a los gobiernos en esta materia.

 

En segundo lugar, con estos pactos, son las grandes corporaciones de la moda las que marcan los tiempos y las pautas. Es decir, ¿quién determina el orden de las prioridades en materia de sostenibilidad?

 

 

 

 

Y en tercer lugar, la industria de la moda sigue el mismo camino que en su día trazaron sectores como el papel o el plástico frente a las Administraciones: estar a su lado en el momento de definir las normativas. El sector prevé ya un cambio en la legislación, quizás no específico para la moda, pero que tendrá gran incidencia en las cadenas de valor y en la distribución convencionales.

 

Viéndolas venir, con esta retahíla de pactos, los gigantes no sólo se escudan ante la crítica social, sino que trazar las directrices de lo que en el futuro será la sostenibilidad en la moda. En 2030 y 2050, las primeras fechas marcadas en el calendario, el sector y sus empresas sin duda serán mucho más sostenibles, pero a su manera.