El consumidor chino cambia de hábitos

El buen ritmo de la economía china se traduce en más poder adquisitivo para sus habitantes. Hasta ahora, los operadores internacionales habían aprovechado esos nuevos clientes para expandirse en el país de forma masiva. Ahora, y según un informe realizado por la consultora McKinsey, los consumidores chinos están variando sus hábitos, convirtiéndose en compradores individualistas que quieren diferenciarse.

Por ello, las enseñas internacionales, sobre todo las del sector del lujo, tendrán que tenerlos en cuenta y variar las que, hasta ahora, eran sus estrategias de expansión en el país. El cliente chino cambia y los operadores extranjeros deberán hacerlo con ellos si quieren continuar con el buen ritmo de sus negocios en el país.

La evolución y progresiva madurez del mercado chino está empezando a notarse y los nuevos consumidores del país no tienen los mismos hábitos que las generaciones que, hasta ahora, adquirían productos. Según el documento de McKinsey, este nuevo cliente es mucho más emocional.

El consumidor que ahora surge es más egoísta, individualista y leal a las marcas y sustituye al cliente masivo, de ingresos más modestos, que todavía está centrado en comprar artículos para cubrir sus necesidades básicas.

Desde McKinsey advierten de que este consumidor está expandiendo su influencia de forma destacada y, por ello, las marcas que operan en el país no deberían perder tiempo y variar su estrategia para fidelizar a esos nuevos clientes. La consultora destaca que este tipo de consumidor busca marcas que le “hablen directamente” y se dirijan a sus necesidades emocionales.

Esta variación responde a una evolución natural de un mercado que, hasta ahora, estaba representado por una mayoría de clientes conservadores. En cambio, estos nuevos consumidores, sobre todo los más jóvenes, empiezan a emular los hábitos de compra de los países desarrollados y se fijan más en las enseñas internacionales, sobre todo, de gama premium.