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Diego Della Valle, el Casanova de la moda italiana

S. García

18 mar 2013 - 04:45

Expandió una marca familiar y la convirtió en un imperio del calzado; financió la restauración y conservación del Coliseo de Roma, y se enzarzó con la clase política italiana comprando una página de publicidad en los principales diarios del país para difundir un manifiesto en que criticaba lo que consideraba un “espectáculo indecente e irresponsable”.

 

Es Diego Della Valle, un hombre de contrastes. El empresario italiano, nacido en Sant’Elpidio a Mare hace 59 años, es el hijo mayor de Dorino Della Valle, fundador de la enseña de calzado Tod’s. Además de sus polémicas declaraciones contra políticos italianos como Silvio Berlusconi o su pasión por el calcio (es propietario de la Fiorentina), Della Valle se ha convertido en uno de los más activos inversores en marcas de moda emblemáticas. Roger Vivier y Schiaparelli son algunas de las firmas que ha logrado seducir.

 

En 1940, el padre de un joven Della Valle había transformado un pequeño negocio en una enseña de calzado que vendía sus productos a compañías internacionales como Neiman Marcus o Saks Fifth Avenue. Fue entonces cuando se inició la vinculación de Diego Della Valle con la compañía que ahora dirige. En plena adolescencia, el ahora presidente del grupo Tod’s aprendía sus primeros conocimientos sobre comercio y sobre inglés acompañando a su padre en sus viajes al extranjero.

 

El empresario empezó a estudiar derecho en la Universidad de Bolonia pero no tardó en darse cuenta de que prefería los zapatos a las leyes. Amante de la noche y de las fiestas, Della Valle encontró en el departamento de márketing de la compañía su sitio. Entonces consiguió uno de sus primeros hitos como hombre de negocios cuando logró que su amigo Luca di Montezemolo (actual presidente de Ferrari) se presentara en los partidos de la Juventus a los que acudía con Gianni Agnelli, que entonces lideraba Fiat, con un par de mocasines de Tod’s. Esas apariciones incrementaron las ventas de la marca de forma destacada.

 

En 1978 Diego Della Valle tomó las riendas del negocio familiar. Cansado de discotecas e inspirado por figuras como la del propio Agnelli o la de John Fitzgerald Kennedy, Della Valle tenía una idea en mente en la que basar su modelo de negocio: calzado casual pero elegante. A partir de entonces llegaron las combinaciones de piel con suela de goma que se han convertido en un básico para la que entonces era J.P. Tod’s.

 

Desde su incorporación a la compañía, Della Valle continuó la expansión internacional de Tod’s con la apertura de tiendas y creó dos nuevas enseñas: Hogan y Fay. En la década de los noventa, cuando el empresario decidió deshacerse de J.P. y quedarse simplemente con Tod’s, es cuando se produjo otro de los mayores logros de su trayectoria profesional: Diego Della Valle compra Roger Vivier.

 

La firma de calzado de lujo, fundada por el diseñador que le da nombre en los años treinta, vivió dos periodos de inactividad. El primero, entre 1939 y 1963, se produjo por el estallido de la Segunda Guerra Mundial y, el segundo, entre 1972 y 1985. Della Valle se hizo con la enseña en 2001 y ha conseguido relanzarla con la ayuda de un nuevo director creativo, Bruno Frisoni, nombrado dos años más tarde.

 

Pero no sólo el calzado le interesa a Diego Della Valle. El empresario italiano decidió repetir experiencia en 2006, cuando se hizo con una de las firmas más emblemáticas de la historia de la moda: Schiaparelli.

 

Fundada en los años veinte por Elsa Schiaparelli, la enseña se convirtió en el contrapunto a lo que representaba Chanel en la época. La diseñadora, inspirada por el surrealismo y por las vanguardias artísticas, consiguió crear una firma distinta y colaboró con artistas como Salvador Dalí y Alberto Giacometti. Y eso es lo que Della Valle quiere recuperar ahora.

 

En 2012, coincidiendo con una exposición sobre la diseñadora y Miuccia Prada, organizada por el MET, Della Valle decidió que era el momento de iniciar el relanzamiento de Schiaparelli y anunció que la sede central de la marca volvía a abrir sus puertas. Según explicó el dueño de Tod’s “esta marca no tiene que verse envuelta en el frenético mundo de los números, cuentas y dimensiones sino sólo expresarse como es. El punto más importante de este proyecto es la maison en París en la Place Vendôme, la ubicación original del primer taller de Schiaparelli”.

 

Padre de dos hijos y casado en terceras nupcias, Della Valle tiene ahora un importante reto por delante: encontrar a un creador que sepa encargarse de una firma como Schiaparelli y pilotar el futuro de un grupo familiar que es actualmente uno de los líderes mundiales del lujo.