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Chip Wilson: “La moda nunca ha visto al deporte como a un igual, pero ahora se ha despertado”

El fundador de Lululemon es para muchos el padre del athleisure. Wilson vive en Vancouver, desde donde gestiona su multimillonario patrimonio a través de Hold It All, con la que tiene participaciones empresas como Amer Sports.

Iria P. Gestal

16 oct 2020 - 04:48

Chip Wilson: “La moda nunca ha visto al deporte como a un igual, pero ahora se ha despertado”

 

 

Ha hecho cientos de entrevistas y en su página web tiene incluso una sección de preguntas frecuentes para responder a aquello que le suelen cuestionar. Y, sin embargo, Chip Wilson, para muchos el padre del athleisure, se toma largas pausas antes de cada respuesta. En una entrevista por Zoom, en la que él opta por no activar la cámara, el fundador de Lululemon contesta, se ríe y se corrige antes de exponer por qué cree que la píldora anticonceptiva fue una de las causas del boom del deporte femenino o sus dudas sobre cómo valorar la sostenibilidad. Las pausas no le impiden, sin embargo, volver a hablar del asunto con el que se ganó para siempre la etiqueta de polémico en la prensa: las tallas.

 

Pregunta: Dice en su web que su objetivo es “elevar el mundo de la mediocridad a la grandeza a través de la ropa técnica deportiva”. ¿La ropa es tan poderosa?

Respuesta: Depende de cómo definas la moda. El mundo entiende la moda como un aspecto cosmético que la gente se pone encima para presentarse ante otros, y creo que lo que está cambiando es que la moda está asociándose a la salud, el fitness, la longevidad, la reproducción… Se está redefiniendo hacia su aspecto más funcional.

 

P.: ¿La ropa deportiva es moda?

R.: Durante la mayor parte de la historia ha sido antimoda. La ropa técnica ha existido desde hace treinta años y la industria de la moda la ha ignorado, porque nunca la ha visto como moda, como un igual. Así que las compañías de moda deportiva y técnica pueden permitirse su propia sensibilidad, y sólo ahora, desde 2013, la moda se ha despertado y se ha dado cuenta de que la gente quiere vestir diferente de cómo los hombres y mujeres de la moda le han dicho.

 

P.: Pero lo que usted hizo fue todo lo contrario…

R.: La moda se ha dado cuenta de que las demandas de los consumidores han cambiado y ahora está intentando comprender cómo hacer ropa técnica, y el deporte está intentando descifrar cómo hacer moda. La ventaja que tienen quienes proceden del sector del deporte es que controlan los tejidos técnicos y las fábricas que hacen ropa técnica. Pueden entrar en lo que era hasta hace poco el espacio de la moda más rápido de lo que las marcas de moda pueden entrar en el deporte.

 

 

 

 

P.: ¿Qué es más influyente: un partido de la NBA o un desfile?

R.: El mundo ya ha respondido a esa pregunta. Si mira la evolución de la bolsa en los últimos cinco o seis años, verá que las marcas de ropa deportiva

han disparado su capitalización, mientras que las marcas de moda casi han colapsado.

 

P.: ¿Qué tiene el deporte que no tiene la moda?

R.: Que no hace ropa para llevar una sola noche, y estar guapa y ser poco auténtica. Las marcas de moda deportiva tienen características como la autenticidad, la ergonomía, la sostenibilidad… Es sostenible porque la ropa tiene que pasar por agua muy caliente y por la secadora para matar las bacterias, así que la mayoría de prendas dura seis o siete años. Por ese motivo, la estética de la moda deportiva tiene que ser menos trendy que la de la ropa de calle. Tiene un aspecto distinto, sofisticado casi, aunque suene raro. Si no tiene ese aspecto es más difícil cobrar más por la ropa de deporte, porque la gente no puede justificarlo y acabará optando por la moda más barata. La moda de calle, en cambio, está toda construida para Instagram, para vestir algo el viernes por la noche, luego comprarte otro conjunto para el sábado y después deshacerte de él.

 

P.: Pero las empresas de moda deportiva también quieren que el cliente compre tres o cuatro pares de zapatillas en lugar de uno…

R.: Te compras las zapatillas porque son más funcionales, más cómodas, están mejor construidas. Me dice que se compra tres o cuatro para ir a la moda, pero eso es sólo una función más, porque las sneakers son un mejor producto que los tacones altos.

 

P.: ¿El deporte puede ser un motor de la sostenibilidad en la moda?

R.: He pensado mucho en esto, y la verdad es que no lo sé. Pienso en Zara, que es española… Y la verdad es que, si estás en climas cálidos, el algodón tiene mucho sentido. Pero más al norte, la ropa técnica tiene más sentido. Si tienes un producto hecho de nylon, por ejemplo, dura casi para siempre. Yo tengo prendas de hace veinte años, pero no puedo decir lo mismo de la ropa de algodón. Una prenda de algodón puede durar un año lavándola en agua caliente, y además es mucho más intensivo en agua. Por otro lado, es biodegrable. La ropa hecha de tejidos procedentes del petróleo no lo es, pero si la usas durante siete o diez años, ¿es más sostenible? No tengo respuesta.

 

P.: ¿Llegó justo a tiempo con Lululemon o se adelantó a su tiempo?

R.: Debió ser en el momento justo, porque yo tenía ya una marca de ropa de snowboard y una gran parte del negocio era precisamente hacer ropa para llevar después de hacer deporte. De ahí vinieron las sudaderas: cuando los surferos salían del agua necesitaban ponerse algo para entrar en calor. Después llegó a los skaters y después a los snowboarders. Eran jóvenes de entre catorce y veinte años y después de las sudaderas querían también shorts y pantalones también asociados a su deporte. Así que cuando nació Lululemon fue justo en el momento perfecto, quizás diez años antes que la mayoría de la gente, pero permitió a Lululemon crecer y expandirse a un ritmo tan rápido que casi nadie podía competir, especialmente en la mujer.

 

 

 

 

P.: ¿Cómo nació la idea?

R.: Pasaron varias cosas al mismo tiempo. Yo estaba haciendo ropa para mujer en snowboarding, y me estaba dando cuenta de que las mujeres estaban entrando en el deporte. Esto era 1994 o 1995. En el deporte sólo había hombres, también diseñando. Así que hice esta primera línea para mujer y era fenomenal, pero nadie la compraba, porque se vendía en wholesale, que es un canal demasiado caro para un producto técnico. Así que pensé en abrir mis propias tiendas para poder venderlo a un precio al que la gente lo comprara a volumen. Al mismo tiempo, estaba el auge del yoga: yo iba a una clase en la que pasamos de ser seis personas a treinta en un mes, y la ropa que se usaba no era técnica para nada. Pensé que podría llegar a ser un sector tan grande como el snow o el skate, y de hecho ha terminado siendo mucho mayor. Sabía que había un gran mercado por explotar. Otro factor fue darme cuenta de que las mujeres estaban tomando un mayor control sobre su vida. Justo ayer estaba viendo un documental en Netflix sobre la píldora anticonceptiva y cómo cambió el mundo. Cuando las mujeres tomaron control de su reproducción, empezaron a tener menos hijos y a esperar más para tenerlos. Yo estaba leyendo sobre esto en 1997. Me di cuenta de que había un mercado totalmente nuevo que se estaba gestando: mujeres de 22 a 32 años, jóvenes y profesionales, que gastaban su dinero viajando, tenían su propio apartamento, estilosas, a la moda, deportistas y preocupadas por su salud y por el ejercicio… El 60% de los graduados en la universidad en 1997 eran mujeres, así que vi que había una gran correlación entre la educación y cuánto tardaban las mujeres en tener hijos. Eso creó un nuevo mercado.

 

P.: Pero lo revolucionario de Lululemon no fue sólo abordar al público femenino, sino hacer ropa que se pudieran poner también en la calle…

R.: Lululemon fue la primera empresa que lo hizo con las mujeres. Pero algunas empresas de skate y snowboard lo hicieron con los hombres veinte años antes. Y probablemente se había hecho en tenis o golf diez años antes. Hubiera sido radical llevar tu camiseta de tenis o golf fuera del campo, pero fue probablemente la primera incursión del deporte en la calle.

 

 

 

 

P.: ¿Qué hace diferente al público femenino?

R.: El concepto de tiempo, que ahora no parece gran cosa pero es muy importante para las mujeres. El tiempo lo era todo para ellas. Poder levantarse, llevar a sus hijos al colegio, hacer ejercicio, ir a tomar un café y al súper y volver a casa sin cambiarte de ropa era un concepto radical. Entonces no existía ropa con la que pudieras ir a clase de yoga y después de compras. Y supuso no sólo un ahorro de tiempo, sino también reducía la percepción de precio de Lululemon, porque sabían que podían sacarle más partido.

 

P.: ¿Una empresa pensada para el público masculino y fundada por un hombre puede conectar con la mujer?

R.: La analogía que menciono siempre son los sujetadores. Necesitas un puente, un ingeniero que lo haga para que sea útil, pero también una sensibilidad femenina para el tejido y el fit. No creo que los hombres hagan un gran trabajo con las mujeres, ni que las mujeres hagan un gran trabajo con la funcionalidad, al menos por mi experiencia. Son dos mentalidades diferentes y lo mejor es que trabajen juntas. Conmigo y mi esposa ocurre lo mismo: ella  tiene la habilidad de ver qué le queda bien a una mujer y yo tengo una visión más de ingeniero.

 

P.: ¿Volveremos a ponernos traje y tacones?

R.: Todo se hará con tejido técnico llegado un momento. Tendremos trajes, pero estarán hechos con material elástico, con hilos de plata antimicrobianos, tendrá mucha tecnología que también se ocupará de tus necesidades médicas. Hay algo sobre una mujer en tacones altos y un hombre de traje que es muy atrayente para cada sexo. Pero es tan incómodo que sólo lo usas en cinco eventos al año. Pienso en Vancouver, que probablemente es el centro de la moda deportiva en el mundo, y probablemente sólo hay cinco eventos al año en que te pondrías tacones altos. Y los hombres lo hacen sólo si sus esposas les obligan. Pero creo que hay una nueva sofisticación en la ropa. La semana pasada estaba en París y estaba en Loro Piana y tenían polos y pantalones de cashmere que eran elásticos. Ellos tenían la sofisticación pero están empezando a incluir características más deportivas. Hay espacio para una sofisticación en la ropa deportiva que todavía no existe.

 

P.: Hace diez años Gap era la mayor empresa de moda del mundo. Hoy, la primera es española, la segunda sueca y la tercera japonesa. ¿El auge de la moda deportiva pueden devolver Estados Unidos al podio?

R.: La pregunta es si estas empresas de gran distribución pueden adquirir la mirada de la funcionalidad. Y diría que para una empresa española como Zara puede ser muy difícil. Muchas de las fábricas están especializadas en algodón a volumen. Es como el modelo McDonald’s. ¿Es McDonald’s más valioso que Whole Foods? Probablemente sí, pero ahora que Amazon ha comprado Whole Foods, este será más valioso a medio plazo. Estamos en una metamorfosis y sí, Zara y H&M son las más valiosas hoy, pero hay que pensar en un plazo de veinte años, y mirar a los Nike, Adidas, Lululemon o Salomon y ver cómo han evolucionado sus ventas, y extrapolarlo otros veinte años. Aunque no creo que vayamos molestar a los Zara y H&M en los climas cálidos y los tres o cuatro meses de calor: ahí es donde el fast fashion realmente gana.

 

 

 

 

P.: La ropa deportiva muestra jóvenes delgados, guapos y atléticos. ¿Es compatible con la diversidad y la inclusividad?

R.: Mi objetivo es elevar el mundo de la mediocridad a la grandeza y proveer componentes para que la gente pueda vivir una vida más larga y más sana. Cuando estaba en la tienda de Lululemon y una mujer compraba unos leggings y yo sabía que los iba a usar sólo en la calle, no para hacer ejercicio, no me importaba, porque sabía que el día en que quisiera hacer deporte no tendría la excusa de que no tenía la ropa adecuada. Los medios están muy confundidos. Hay una razón por la que existe ropa infantil, ropa para teens y ropa para personas mayores, y es que los cuerpos cambian. Son negocios diferentes. Las mujeres parecen no tener problema en pagar el doble por un bolso grande que por uno pequeño, pero por alguna razón piensan que no deberían pagar más por una talla más grande de pantalones. No tiene sentido. Y quizás no sea un problema para el fast fashion de Zara o H&M, porque el algodón es relativamente barato, pero en ropa técnica el tejido es muy caro. Y hoy Lululemon vende hasta la talla 20, y lo que ocurre es que la chica que tiene la talla 2 paga el precio de la chica de la talla 20. No paga el precio la talla más grande, sino la más pequeña. ¿Un hombre deberían pagar el doble que una mujer por un billete de avión si pesa el doble? Sin duda, por los costes y peso del avión y las emisiones que implica. Creo que las redes sociales se han apropiado de la conversación. Para ser una marca debes saber quién eres pero, lo que es más importante, debes saber quién no eres.

 

P.: Si fuera consejero delegado de Lululemon hoy, ¿qué haría diferente?

R.: Debido a mi propósito actualmente he formado una alianza con Anta para comprar Armer Sports. Anta es el Nike de China, y nuestro objetivo es construir las marcas de Armer a escala global y aprovechar la maquinaria que Anta tiene en China, y por supuesto mi deseo es hacer streetwear y saltar a la mujer.

 

P.: Pero le preguntaba por Lululemon…

R.: Bueno, creo que tengo un buen modelo y quiero verlo crecer. Es como un juego para mí. Tuve mucho éxito una vez y quiero ver si puedo lograrlo de nuevo, y creo que sí.

 

P.: ¿El próximo Nike vendrá de China?

R.: Creo que Anta superará a todos al final. Hoy sólo tiene un cuarto de la valoración de Nike y quizás un 20% menos que Lululemon, pero con su habilidad de tener varias marcas y gestionar distintas empresas en un mundo que se mueve tan rápido… Dicho de otra forma: las cosas se mueven bastante lentamente en Europa, y algo más rápido en Norteamérica, pero a toda velocidad en China. Y la ventaja digital que tiene China y su sensibilidad de lo que es el lujo y de lo que está ocurriendo… Pronto tomarán la delantera. Hay 1.500 millones de personas en China, si eres una gran empresa, no hay ningún otro lugar donde puedas tener esa economía de escala y esa rentabilidad. Por supuesto Nike o Under Armour lo están haciendo bien en China, pero conocer la psicología del consumidor chino hará que Anta termine siendo uno de los grandes.

 

P.: ¿Cómo puede competir una empresa europea o estadounidense?

R.: Los recursos humanos, la legislación y el modo socialista con el que operan están forzando a las empresas a llevar su empleo fuera del país y luego fingir que está fabricado en Europa. Mi recomendación es que si quieres ser una empresa global y tener éxito, debes pensar en otro modo de operar y no concentrar toda tu operativa en Europa.

 

 

 

 

P.: Pero si el empleo que se externaliza es el menos cualificado. ¿Es malo?

R.: ¿Cuál es el empleo menos cualificado hoy? Tenemos esta fantasía de que los chinos sólo producen y no son creativos, pero no es cierto. Shanghái será probablemente la próxima capital creativa del mundo. Esto ha ocurrido durante miles de años, el auge y caída de las sociedades. Al final, una sociedad envejece y tiene demasiada normativa y los negocios no pueden operar y los guerreros llegan del norte de Alemania y toman Roma. Esto es lo que está ocurriendo en el negocio de la ropa.

 

P.: ¿De qué se arrepiente en su carrera?

R.: Es un arma de doble filo. Yo he tenido mucho éxito porque amo a la gente, y confío en ella y no creo que pudiera ser una persona diferente. Pero también hay gente muy buena aprovechándose de personas como yo. De lo que más me arrepiento es que cuando vendí la empresa a un fondo y la saqué a bolsa, no sabía cómo mantener el control del consejo de administración, así que perdí el control de la empresa. Lululemon es una gran compañía, pero que probablemente vale sólo la mitad de lo que podría. Yo tenía sueños mucho mayores para ella de lo que es ahora.  Pero está bien, son cosas que he aprendido y no todo en la vida sale como esperas. ¡Y mi vida es fantástica!

 

P.: En su página web dice que su objetivo para este año es completar dos proyectos raros. ¿Qué tiene en mente?

R.: He hecho el camino de Santiago desde Lisboa, así que uno de mis proyectos raros es desarrollar un nuevo tipo de bastón con pesas para poder ejercitar no sólo las piernas sino también los brazos mientras caminas. El otro proyecto es que hay una pequeña localidad al norte de Vancouver y mi esposa y yo queremos comprar varias propiedades a su alrededor y diseñar el pueblo para que sea súper bonito y artístico, un lugar al que ir para sentarse y tomar café.