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Alfonso Pérez (Ángel Schlesser): “Todo el mundo quiere ser diseñador, pero nadie costurero”

El director creativo de la histórica firma española de lujo desde julio de 2022 echa en falta más oficio en la industria en España y considera que la relocalización será una oportunidad desierta: “lamentablemente nadie quiere formarse en oficio, está mal visto”.

Alfonso Pérez (Ángel Schlesser): “Todo el mundo quiere ser diseñador, pero nadie costurero”
Alfonso Pérez (Ángel Schlesser): “Todo el mundo quiere ser diseñador, pero nadie costurero”
Alfonso Pérez es director creativo de Ángel Schlesser desde julio de 2022.

I. P. Gestal

31 oct 2022 - 05:00

Ha concentrado su trayectoria profesional en oficios como patronista y modelista y es hoy director creativo de una de las firmas más icónicas del diseño español de autor. Alfonso Pérez, el diseñador detrás de Ángel Schlesser desde julio de 2022, echa en falta más oficio en la industria de la moda en España y considera que la relocalización será “una oportunidad desierta”. “Al consumidor español le falta sensibilidad y valorar el oficio detrás de la moda, que no todo es luz y brillo”, reivindica el diseñador.

 

 

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Pregunta: ¿El diseño de moda tiene más de arte o de oficio?

 

Respuesta: Es una combinación de los dos. Tiene mucho oficio, o debería tenerlo… Más en mi caso, que pasé por muchos talleres y aprendí el corte, el patronaje, la confección y demás. Lo principal para una marca es llegar a tener algo de diferente del resto, sobre todo hoy en día, que hay tanto bombardeo en las redes. Hay que tener un código estético o una forma de hacer que te diferencie.

 

 

P.: ¿Falta oficio en el sector en España?

 

R.: Seguimos pensando que la moda es aquello súper bonito, con luz y brillo, pero hay un gran entramado que es muy complejo por detrás. La gente se forma en el dibujo, la estética, el arte, todo el mundo quiere ser diseñador, pero nadie quiere ser costurero o hacer patronaje, eso se ha perdido.

 

 

P.: ¿El cliente valora el oficio en el producto? ¿Aprecia que una prenda esté bien hecha?

 

R.: Depende de cómo sea tu marca y a qué cliente persiga. Ha habido mucha evolución y al mismo tiempo mucha involución. Es bueno que haya moda barata porque todo el mundo tiene derecho a comprar una prenda, pero se han perdido muchos valores: el valor de lo bien hecho, de lo bien acabado… todo eso se valoraba más antes. No había tanta información, había más talleres, eso va desapareciendo.

 

 

P.: ¿De quién es la culpa de que se haya perdido este valor?

 

R.: De la globalización, de la industrialización, de abrir el canal al exterior y llevar este trabajo a países como Bangladesh. Ahora hay mucha historia con la sostenibilidad, pero lo que ha pasado es que la gente malvive en países en desarrollo bajo el lema de “les damos trabajo”. Aquí se dejó de confeccionar y el oficio se va perdiendo. Ahora, China ha cerrado las puertas, estamos asistiendo a un cambio muy fuere y entramos en terrenos desconocidos… Se va a buscar que vuelva el oficio a España, pero va a haber un gran desierto porque el oficio no se ha cuidado. Ya no existe.

 

 

 

 

R.: Entonces, ¿habrá relocalización?

 

P.: Será un ejercicio de conciencia, de valorar lo que tenemos y de no mirar tanto hacia fuera. Será una oportunidad desierta, porque la gente no se ha formado en oficios, controlar un oficio está muy mal visto hoy en día.

 

 

P.: ¿Qué pueden hacer las marcas para reivindicar esto?

 

R.: Los diseñadores pueden hace poco. Un diseñador en este país, si no está apoyado por una industria o una marca, puede hace poco. La relocalización está en manos de las grandes empresas.

 

 

P.: ¿Es posible crear alianzas entre grandes empresas, diseño e industria?

 

R.: Tiene que ser posible, porque uno sin los otros no funciona. Un grupo industrial dedicado a la moda, si detrás no tiene a un creativo que aporte la marca, tampoco irá lejos.

 

 

P.: ¿El diseñado también debe tener visión comercial?

 

R.: Sí, tiene que saber para quién trabaja y, a partir de allí, caminar. A veces es complejo, sobre todo ahora que estamos en un mundo de mucho cambio.

 

 

P.: A la hora de diseñar, ¿qué prima más: precio, arte, visión comercial…?

 

R.: Lo que debería primar es la estética y la funcionalidad y luego el precio: tiene que ser un pack de las tres. Nosotros no somos ni Francia, ni Nueva York, ni Londres, estamos en Madrid. Es la capital, pero está muy limitada todavía.

 

 

 

 

P.: ¿Falta sensibilidad estética en el consumidor español?

 

R.: Al consumidor español le falta sensibilidad y valorar el oficio detrás de la moda.

 

 

P.: ¿Es un fracaso para un diseñador acabar formando parte de un grupo de gran distribución?

 

R.: Los fracasos dependen de cómo te lo tomes y lo que vivas, asistimos a un mundo radical donde hay muchas crisis, las cosas que se hacen con cariño y con dignidad nunca son un fracaso. Todo lo que aporte experiencia está bien. Hay mucho complejo y poca realidad, la moda está desvinculada muchas veces de la realidad, un diseñador debe ser conocido por su profesión; todo lo demás, las fiestas y la fama, está bien, pero viene después.

 

 

P.: ¿Falta pragmatismo a la hora de formar a los alumnos de diseño?

 

R.: Falta realidad y oficio. Sastres, modistas, patronistas… Que la gente empiece desde abajo. O tienes mucho dinero detrás o tendrás que desarrollar todo el proceso tú mismo. Los oficios tienen mala fama, aunque ahora hay grandes marcas que hacen campañas para enseñar el valor de la artesanía, esta muy bien, pero llega tarde.

 

 

P.: Trabaja para una marca con gran reconocimiento que está atada a su fundador. ¿Resta libertad en el proceso creativo?

 

R.: No, pero sí es un condicionante fuerte. Es una marca muy conocida. Yo lo asumo con mucho respecto y cuando te invitan a una marca consolidada con una labor establecida por otra persona, en este caso Ángel Schlesser, hay que mantener las bases de la firma y a partir de ahí llevarla a otros códigos estéticos. Ya no estamos en los noventa ni en los ochenta, vienen nuevas generaciones con mucha fuerza.

 

 

P.: ¿Se puede repetir la época de oro del diseño español de los ochenta?

 

R.: Es complicado, estamos en un escenario con mucha precariedad, en una gran olla donde se remueven muchas cosas y tiene que aclararse un poco todo para ver hacia dónde vamos. No sólo en España, es un fenómeno mundial, a final todos dependemos los unos de los otros.