Alberto Paccanelli (Euratex): “Para la industria, la prioridad ahora es sobrevivir”
El presidente de la patronal europea del textil y la confección, que revalidó el pasado junio su mandato por dos años más, defiende que el cambio en la globalización abre oportunidades para Europa, pero el contexto no ayuda.
27 oct 2022 - 05:00
La industria textil europea se encuentra ante una disyuntiva de difícil solución. El replanteamiento de las cadenas globales de suministro (con la apremiante necesidad de reducir la dependencia de China) abre una oportunidad para las empresas del Viejo Continente. Para capitalizarla, estas tendrán que cumplir con la avalancha de legislación sostenible que viene, que les obliga a pasar a un modelo circular. Pero ahora, esa transformación ha bajado en la lista de prioridades: “necesitamos, en primer lugar, sobrevivir; esa es la prioridad”, resume Alberto Paccanelli, presidente de Euratex, la patronal europea del textil y la confección. Euratex celebró hace dos semanas su convención anual en Oporto (Portugal), que reflejó bien el pulso de la industria: las ponencias se centraron en los cambios que exigirá la normativa a medio plazo, mientras que en los pasillos no se hablaba de otra cosa que del precio del gas.
Pregunta: La industria vive un momento crítico por la subida de precios de la energía. ¿Se ha quitado el foco de la sostenibilidad?
Respuesta: Todo el mundo está retrocediendo un poco, porque necesitamos, en primer lugar, sobrevivir. Esa es la prioridad de las empresas y mi mayor preocupación. En algunos procesos de acabado y tintura, el precio del gas ha pasado de representar un 5% del gasto total a entre un 45% y un 50%. Así que controlar el coste de la energía es la primera urgencia. Hemos estado haciendo lobby en la Comisión Europea para asegurarnos de que hay cambios en la política de precios.
P.: Si todo el sector tiene que subir precios, ¿es una oportunidad para la relocalización?
R.: Desafortunadamente, es todo lo contrario. Las compañías que están sufriendo más son las europeas de gama media, porque el aumento de costes las ha empujado fuera del mercado. El consumidor que ha visto reducido su poder adquisitivo opta por precios más bajos y el que tiene poder adquisitivo sigue comprando en la gama alta. Así que las empresas francesas e italianas están más seguras y los productores low cost también están ganando cuota de mercado. La situación es la siguiente: si un operador antes te cobraba 70 euros por una chaqueta y ahora te cobra 99 euros, el consumidor seguirá prefiriendo esa a la de 120 euros que es de mejor calidad.
P.: Se viene una avalancha de normativas: responsabilidad ampliada del productor, pasaporte digital, reciclaje… ¿Qué es más urgente?
R.: Todo. Pero tenemos que empezar por comunicar a la industria la necesidad de avanzar hacia un modelo circular. Todo el mundo debe estar preparado, porque la industria en 2030 será muy diferente de lo que es hoy. Pasar de un modelo linear a uno circular tiene muchas implicaciones, desde el diseño al reciclaje, y todas están conectadas, así que no puedo elegir una que sea más importante que la otra. Como presidente de Euratex, lo realmente clave es alertar a todo el mundo de lo que está pasando.
“El escenario es optimista para Europa, siempre que seamos capaces de realizar la transición hacia la circularidad”
P.: ¿Quién lo tiene más difícil?
R.: Todo el mundo ha de adaptarse: hiladores, tejedores, acabadores, retailers, marcas… Cada uno ha de hacerlo de forma acorde a su modelo. Estamos en un contexto en el que estamos perdiendo competitividad en Europa por los costes de la energía. Por otro lado, hay una oportunidad: la globalización como la hemos conocido en los últimos veinte años se ha terminado y estamos avanzando hacia cadenas de series cortas, más reactivas, de mejor calidad y con productos reciclados. En este sentido, el escenario es optimista para Europa, siempre que seamos capaces de realizar esta transición.
P.: ¿El futuro pasa por una cadena de valor dual, con producción en China para China y otra en proximidad para Europa?
R.: Cada vez más nos damos cuenta de que tenemos que aprovisionarnos más cerca de los mercados de consumo. Se habla mucho del friendshoring: la distribución quiere aprovisionarse en proveedores fiables y amigos, en países con los que compartamos los mismos valores. Y por supuesto China y Rusia no están en la lista. Habrá un reequilibrio en los próximos cinco a diez años: el 50% de la producción que concentra China bajará y los artículos que se producen allí se venderán cada vez más en local.
P.: En Europa se habla de “despertar geopolítico” en el continente. ¿Ocurre igual en la industria de la moda?
R.: En Europa habíamos estado muy cómodos dependiendo de la inversión estadounidense y de China para muchas industrias. Pero el Covid fue el primer despertar, cuando nos dimos cuenta de que dependíamos demasiado de las importaciones. Y la Comisión Europea, que en los últimos veinte años no ha cuidado mucho al textil, lo ha puesto en el ecosistema que quieren proteger, porque se ha dado cuenta de que necesitamos el sector para satisfacer las necesidades de los europeos.