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Alberto Carrillo (SBTi): “Es importante que las etiquetas de las empresas sean creíbles”

El director de tecnología de Science Based Targets Initiative sostiene que el problema del greenwashing hay que atajarlo con regulación y “asegurarnos de que comunicamos en los mismo términos sin que esto pueda ser engañoso”.

Alberto Carrillo (SBTi): “Es importante que las etiquetas de las empresas sean creíbles”
Alberto Carrillo (SBTi): “Es importante que las etiquetas de las empresas sean creíbles”
Alberto Carrillo es director de tecnología de Science Based Targets Initiative (SBTi).

Modaes

25 ene 2023 - 05:00

Primero, identificar el problema. Luego, actuar. Alberto Carrillo, director de tecnología de Science Based Targets Initiative (SBTi), sostiene que el primer paso en sostenibilidad es reconocer la magnitud del problema; el segundo, entender cuál es la transformación que se necesita y, el tercero, alinear compromisos. En ese sentido, Carrillo sostiene que el greenwashing surge como un incentivo “perverso” a la presión por ser más sostenible. Este problema, según el directivo, se debe combatir con regulación. Añade que es “importante que las etiquetas que hacen las empresas sean creíbles” y que “está bien si las empresas no comunican en corto plazo que han alcanzado cierto objetivo”.

 

Pregunta: Dice que “la transformación a una economía neta cero es factible y ya ha comenzado”. ¿Cuándo cree que se logrará?

 

Respuesta: La transformación ha empezado ya y el primer paso, ha sido reconocer la magnitud del problema. El segundo es entender cuál es la transformación que necesitamos y el tercero, alinear nuestros compromisos, que es donde estamos ahora. Hay un entendimiento del cambio climático como un problema global y urgente. También hay entendimiento de que la transformación que necesitamos consiste en movernos del modelo energético de los últimos dos siglos, en el cual la economía ha sido soportada por combustibles fósiles, a una que continue dando los bienes que necesita la sociedad, pero sin arrojar gases de efecto invernadero a la atmósfera. Es, básicamente, movernos hacia una economía limpia. Tenemos unas tres décadas para completar esta transformación sin poner en riesgo la estabilidad climática, es un riesgo cada vez mayor. Tenemos hasta 2050 para completar esta transformación, lo que es un reto grande, pero factible, si vemos otro tipo de transformaciones que han ocurrido en el pasado.

 

 

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P: ¿Qué sectores son los que necesitan una transformación más urgente en términos de sostenibilidad?

 

R: Lo primero que tenemos que entender es cuáles son los sectores que más contribuyen a las emisiones de gas efecto invernado y, claramente, la actividad con más contribución es la combustión fósil y la segunda es el cambio de uso de suelo. El carbono que estamos lanzando a la atmósfera está contenido o en las reservas fósiles o en los ecosistemas, por lo que son en estos dos ámbitos en lo que nos tenemos que enfocar: en dejar de convertir ecosistemas, y asegurarnos que el carbono que está contenido en la biosfera siga ahí y, por otro lado, que el carbono contenido en el subsuelo que también se mantenga ahí. Desde el punto de vista energético, nos tenemos que enfocar en los procesos que son más intensivos, como la generación eléctrica, los sectores industriales y el transporte, que son los sectores más críticos y en los cuales, insisto, la transformación debe ser más acelerada. Por otro lado, la agricultura y la ganadería son las acciones que más contribuyen en cuanto a la conversión de uso de suelo.

 

 

P: ¿Es mejor comunicar que se está haciendo algo aunque eso implique también reconocer todo lo que queda por hacer?

 

R: Sí, completamente. De hecho, no es que se hayan hecho cosas mal, sino que seguimos un modelo de desarrollo a partir de la información que se tuvo hasta hace algunos años, sin tener suficiente entendimiento del impacto climático que esto tendría. Ahora ya tenemos suficiente entendimiento, entonces necesitamos reconocer que esa es la situación y corregir el rumbo del modelo de desarrollo que seguimos. Está claro que es una transformación profunda que no se va a alcanzar de la noche a la mañana. Para eso necesitamos, por un lado, compromiso con esta transformación y, por otro lado, una comunicación transparente también sobre lo que se está haciendo y los distintos pasos que se van tomando. Las metas a corto plazo son importantes para poder dar sustancia a esta transformación. No es suficiente, tampoco, decir “me comprometo a descarbonizar mi empresa”, llegar a este objetivo en 2050 y, en los siguientes 30 años no mostrar ningún avance. Esto es lo contrario a lo que necesitamos. 

 

 

 

 

P: ¿La moda española ha sido pionera en muchas cosas, ¿qué ha hecho bien en esta materia?

 

R: En temas de cambio climático sí es un sector que ha estado a la vanguardia. Hay distintas iniciativas que han surgido. Iniciativas que son lideradas por el sector o iniciativas que se han hecho en conjunto con otros actores, como por ejemplo las Naciones Unidas, y que están enfocadas en incentivar la transición hacia una economía baja en carbono, particularmente, en el sector de la moda. Vemos un nivel de penetración bastante alto, por ejemplo en lo que nosotros hacemos, que es certificar el nivel de ambición en las metas climáticas a nivel empresarial, hay un nivel alto de adopción en el sector, lo que es muy bueno. También vemos mucha innovación en cuanto a los modelos de implementación de estas metas, porque la realidad es, en gran parte, que estas emisiones en el sector ocurren en la cadena de suministro y, como sabemos, estas emisiones ocurren geográficamente de forma más distante a donde las empresas tienen sus mercados principales.

 

 

P: ¿Falta ciencia a la hora de medir los avances en sostenibilidad?

 

R: Más que faltar ciencia falta inversión y estandarización. Como sabéis, hay una falta de estándares y muchas de estas acciones son voluntarias, por lo que distintas empresas comunican de forma distinta sobre el progreso que han tenido, las métricas de sostenibilidad, las métricas de progreso… y no es fácil comparar lo que una empresa comunica con respecto a otra. Entonces, no es tanto la ciencia, sino la falta de estandarización del problema y la falta de inversión en las estructuras que soportan la rendición de cuentas en cuanto a las metas y medidas de sostenibilidad en el sector corporativo.

 

 

P: La moda se ha enfrentado en los últimos meses a acusaciones de greenwashing. ¿Qué se ha hecho mal?

 

R: Un reto que tenemos es, por un lado, entender la emergencia climática ambiental y social. Esto ha hecho que haya mucha presión por parte de los inversores, consumidores y gobiernos. La respuesta del sector privado ha sido, por un lado, aceptar que las cosas se tiene que hacer de forma distinta y fijar metas y, por otro lado, esta presión también ha creado un incentivo perverso que es que las empresas quieren mostrar que están operando de forma sostenible y encontrar formas fáciles de lograr esto sin que, necesariamente, se hayan implementado las medidas más profundas de transformación. Esto es lo que surge cada vez más y hay preocupación de los consumidores y la sociedad en general. Hay que entender que es una transformación lenta y está bien si las empresas no comunican en corto plazo que han alcanzado cierto objetivo, porque todavía no ha ocurrido la transformación que se necesita porque hay barreras profundas. Yo creo que es un poco cómo equilibrar la presión que existe por parte de los distintos actores contra asegurar que se está tomando acción con la urgencia que se necesita, pero sin hacer comunicaciones que no necesariamente reflejan la realidad de donde estamos.

 

 

 

 

P: ¿Cómo se puede evitar el greenwashing?

 

R: Es importante que las etiquetas que hacen las empresas sean creíbles. No puedes comprar un producto pensando que el etiquetado es creíble y que lo que haya detrás no lo sea. Eso es engañar a los consumidores. Yo creo que desde la perspectiva de proteger a los consumidores es un área que requiere regulación y asegurarnos que comunicamos en los mismo términos sin que esto pueda ser engañoso para los consumidores o para los inversores. Más que castigo se necesita regulación y todavía estamos en pañales en cuanto los estándares y nivel de regulación que se necita para comunicaciones más apropiadas.

 

 

P: El cambio sostenible requiere inversión. ¿Quién debe asumirla?

 

R: En realidad es una combinación de todos y si las emisiones están concentradas en ciertas regiones y partes de la cadena de valor, hay un rol que el gobierno debe jugar en ese país. Por otro lado, estas empresas son proveedores de las compañías de moda en otros países, tienen costes de carbonización altos y los márgenes que ellos tiene son bajos, entonces no es posible para ellos descarbonizar si no se busca también un modelo de equidad en la cadena de valor; por lo que se necesita también que las empresas asuman su responsabilidad y ayuden a implementar modelos de equidad y financiamiento climático en su cadena de valor. Por otro lado, esto conlleva a un aumento en el coste de los productos en donde nosotros como consumidores tenemos que asumir que hay costes ocultos que se necesitan cubrir, como los costes de asegurar que los productos han sido producidos de forma sostenible, y los inversores necesitan considerar esto en la rentabilidad de las empresas. Yo diría que cada actor debe asumir su parte. No hay un autor que sea exclusivamente responsable.

 

 

P: ¿Quién debe asumir la responsabilidad de reducir las emisiones? ¿El consumidor o las marcas de moda?

 

R: No necesariamente son más conscientes como consumidores. Muchos de los informes que existen de los costes de transición energética para distintos sectores de la economía se ve que puede ser muy costoso el descarbonizar.

 

 

P: The Science Based Targets Initiative (SBTi) nació en 2015, ¿qué ha cambiado desde entonces?

 

R: En general hemos visto un avance importante. Cuando nosotros empezamos, las empresas todavía estaban aceptando que el cambio climático era un reto por parte del sector privado y la mayoría de las empresas no tenían metas de cambio climático suficientemente ambiciosas. Hoy en día hay un gran avance en este sentido y ya hemos logrado tener esa ambición. El siguiente reto es la implementación, cómo asegurarnos que toda esta ambición en materia de sostenibilidad se implementa y que lo hace de forma creíble y transformacional. Cómo llevar a cabo esta transformación. Ha habido mucho avance, pero seguimos teniendo esta clase de retos.