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Especial 2022: el año en que el mundo  se hizo más pequeño

2022, el año en que Inditex sentó las bases de la era Marta Ortega

El Inditex de Marta Ortega trae cambios más significativos forzados por la coyuntura, como adelantar compras y elevar su stock, y otros que marcan una clara ruptura respecto a la anterior dirección, como la nueva imagen corporativa.

2022, el año en que Inditex sentó las bases de la era Marta Ortega
2022, el año en que Inditex sentó las bases de la era Marta Ortega
Inditex cerró 2021 con un crecimiento interanual de las ventas del 36%.

I. P. G.

27 dic 2022 - 05:00

Dicen los ingleses que if it ain’t broke, don’t fix it, pero el Inditex que deja el primer año de liderazgo de Marta Ortega y Óscar García Maceiras deja cambios más significativos forzados por la coyuntura, como adelantar compras y elevar su stock, y otros que marcan una clara ruptura respecto a la anterior dirección, como la nueva imagen corporativa y el liderazgo de una nueva patronal.

 

 

Especial 2022: el año en que el mundo se hizo más pequeño

 

 

El año comenzó con Pablo Isla todavía en la presidencia y Maceiras ya como consejero delegado, que tuvo que enfrentarse al primer sobresalto apenas unos meses después de llegar al cargo. Tras el estallido de la guerra en Rusia, Inditex tardó más que otros rivales en reaccionar, pero terminó cerrando temporalmente sus tiendas en el país el 5 de marzo, tras marcar mínimos en bolsa. Más tarde, la compañía terminaría cediendo su negocio en el país (que era antes de la guerra su mayor mercado internacional) al grupo Daher, propietario de la familia dueña de la distribuidora Azadea. El acuerdo no cerraba la puerta a abrir franquicias en el futuro. Durante el año, la empresa provisionó en total 230 millones de euros por el impacto de la guerra (216 millones en el primer trimestre y otros 16 millones en el tercero).

 

En marzo, la compañía publicó sus últimos resultados de la era y llegaron las primeras sorpresas. Inditex cerró 2021 con un crecimiento interanual de las ventas del 36%, hasta 27.716 millones de euros, y sólo un 2% por debajo de 2019. El beneficio se casi triplicó respecto a 2020, aunque seguía un 11% por debajo de 2019.

 

Coincidiendo con la presentación de resultados, la empresa anunció que, para amortiguar el impacto de la elevada inflación en los márgenes, subiría los precios de media un 5% (en España la subida se contuvo en el 2%). No fue la única decisión en pricing del año: Inditex también comenzó a cobrar devoluciones online en treinta mercados, una decisión que fue seguida más tarde por otros operadores internacionales.

 

 

 

 

Pero los cambios más significativos llegaron en verano. En primer lugar, porque la empresa anunció que había vuelto a adelantar compras anticipando posibles nuevas rupturas en la cadena de suministro, una medida que ya había tomado en 2021 y que disparó sus niveles de stock. La empresa rompió así con la estrategia que le sirvió de blindaje durante la pandemia: un just in time calculado al milímetro con el que lograba ajustar el coste de aprovisionamiento al mismo nivel que las ventas.

 

A cierre del segundo trimestre, el inventario de Inditex estaba un 43,3% por encima del año anterior; a cierre del tercer trimestre, la diferencia se había moderado hasta el 27%, y a 8 de diciembre era sólo un 15% superior a la misma fecha de 2021.

 

El otro gran cambio llegó coincidiendo con la junta general de accionistas, la primera con Marta Ortega como presidenta no ejecutiva. Aunque la hija de Amancio Ortega no tiene un cargo ejecutivo en la compañía, le empresa le ha otorgado responsabilidad directa sobre las áreas de auditoría interna, secretaría general y del consejo y comunicación. Y en este último punto es en el que se ha visto quizás el mayor cambio del año en Inditex. La empresa estrenó en julio una nueva imagen corporativa, con el que subió un nuevo escalón su posicionamiento. Las palabras de Ortega y Garceiras en la junta también marcaron un notable cambio de discurso en el grupo, con más intangibles (moda, belleza, personas) y menos discurso duro de operaciones. Este cambio se acompañó de algunas acciones de comunicación insólitas para el grupo, como las exposiciones de Peter Lindbergh y Steven Meisel organizadas por Marta Ortega en A Coruña.

 

 

 

 

El de comunicación fue también el primer nombramiento de la empresa en la nueva era, con Raúl Estradera, un hombre de confianza de la casa y hasta entonces director de comunicación de Pontegadea, al frente. Más tarde, llegarían otros cambios de calado como la salida de Carlos Crespo, que había sido consejero delegado con Pablo Isla. Crespo fue relevado en el comité de dirección por Javier Losada, responsable de sostenibilidad del grupo.

 

En cuanto a la estrategia comercial, uno de los golpes de efecto del año, y que marca una clara diferencia con la anterior dirección, fue su entrada en el negocio de la segunda mano, un proyecto puesto en marcha en Reino Unido que el grupo quiere expandir también a otros mercados. Con las cadenas, el cambio más significativo fue el cierre definitivo de Uterqüe (que inicialmente se iba a integrar en Massimo Dutti, un plan que se suspendió) y la salida de Stradivarius, Pull&Bear y Bershka de China.

 

Alianzas y acercamiento a la industria

El Inditex de perfil bajo también dio paso a una nueva estrategia marcada por una mayor implicación en ámbitos asociativos. La empresa lideró la creación de una nueva asociación de grandes retailers de moda en España, denominada Asociación Retail Textil España, con la que abre un cisma con la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), de la que Inditex también forma parte y que podría llegar a impulsar la negociación de un convenio colectivo. Además, se convirtió en el primer retailer en firmar un acuerdo con Euratex, la patronal europea del textil y la confección, con la estrategia de la Unión Europea (UE) para acabar con el fast fashion como telón de fondo. No fue su único acercamiento a la industria: a finales de año, se alió con la química Basf para lanzar un detergente que reduce la liberación de microfibras durante el lavado, otro de los focos estratégicos de la estrategia de la Unión Europea