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Especial 2022: el año en que el mundo  se hizo más pequeño

2022, el año en el que el lujo confirmó su resiliencia

Ni la guerra en Ucrania, ni los cierres en China, ni el descenso del consumo han perturbado al todopoderoso sector del lujo en el último año, que superará la barrera de los 300.000 millones de euros.

2022, el año en el que el lujo confirmó su resiliencia
2022, el año en el que el lujo confirmó su resiliencia
Ni los cierres en China, ni la guerra en Ucrania, ni los problemas en la cadena de suministro, ni el descenso del consumo han perturbado al todopoderoso sector del lujo en el último año.

C. Juárez

23 dic 2022 - 05:00

El último año tiene un claro ganador en el sector de la moda. Ni los cierres en China, ni la guerra en Ucrania, ni los problemas en la cadena de suministro, ni el descenso del consumo han perturbado al todopoderoso sector del lujo en el último año, que en lugar de encoger su tamaño no ha hecho más que mostrar su fortaleza.

 

 

Especial 2022: el año en que el mundo se hizo más pequeño

 

 

Las principales consultoras así lo avalan después de referir en sus informes de todo el año que el sector continuaría creciendo. En su último estudio, la consultora Bain&Company señala que “el renacimiento del lujo ya está aquí” y es la tendencia que ha seguido el sector a lo largo de 2022. Según la organización, el conjunto de las compañías de moda de lujo finalizará el año con un incremento de las ventas del 22% y romperá por primera vez la barrera de los 300.000 millones de euros, situando sus ventas en 353.000 millones de euros. “El lujo continúa recuperándose a pesar de los riesgos macroeconómicos a los que se ha enfrentado en 2022”, sostiene el informe de Bain&Company, que apunta que el 95% de las empresas analizadas incrementarán sus ingresos este año.

 

El rey de reyes continúa siendo LVMH. El conglomerado francés, que ha dado el visto bueno para que Bernard Arnault continúe al frente de la empresa hasta los ochenta años, cerró 2021 por todo lo alto, superando en un 20% las ventas de antes de la pandemia y catapultando su beneficio neto hasta los 17.151 millones de euros, frente a los 8.305 millones de euros del año anterior.

 

El gigante continuó demostrando su fortaleza en 2022 gracias a “una política de control de costes e inversión selectiva”, aunque reconoció que su negocio en Asia “experimentó un menor crecimiento”. El grupo finalizó los nueve primeros meses con unas ventas de 56.500 millones de euros, un 28% más.

 

 

 

 

Si poner en marcha un plan de contención ha salvado a LVMH, Kering se ha acogido en el último año al regreso del turismo. El francés, dueño de Balenciaga o Gucci, también disparó su beneficio en 2021, pero ha salido más penalizado durante el año, debido particularmente por su exposición a China. La empresa de François-Henri Pinault finalizó el tercer trimestre con un incremento de los ingresos del 23%, hasta 5.137 millones de euros.

 

El ejercicio de 2021 también fue calificado de histórico para Richemont después de disparar su resultado un 61%. En 2022, sin embargo, Richemont ha estado más marcado por la cautela y la desinversión. Los últimos resultados del conglomerado suizo, dueño de Cartier, mostraron a una empresa más débil y en pérdidas debido al impacto de la mayor operación que ha llevado a cabo en los últimos años: la venta del 47,5% del capital de Yoox-Net-a-Porter a Farfecht por 2.700 millones de euros. La incertidumbre marca ahora la hoja de ruta de la empresa: “sólo sé que nos enfrentaremos a tiempos volátiles mientras que los bancos buscan controlar la inflación para contener las previsiones en los costes de vida”, señaló Johann Rupert, presidente del grupo, en la presentación de los resultados de los seis primeros meses de ejercicio.

 

El resto de las grandes compañías europeas de lujo, Chanel, Hermès y Prada, también han mantenido su fortaleza en el último año gracias a la recuperación del turismo internacional. En concreto, Chanel ha continuado comprando proveedores, Hermès abrió dos talleres de producción, mientras que Prada estudia trasladar su cotización a Milán.

 

En Estados Unidos, sin embargo, la mayor compañía del sector ha decidido este año dar un vuelco a su modelo. El pasado septiembre, Tapestry, dueño de Coach, Kate Spade y Stuart Weitzman, sentenció que había “terminado” con el concepto de lujo accesible y sentado las bases de una nueva estrategia de reposicionamiento lejos de este segmento, sin descuentos y más cerca del concepto francés del lujo.

 

 

 

 

De esta manera, la empresa ha acelerado la polarización de la pirámide y se ha desvinculado del propio origen del lujo en el mercado estadounidense, que construyó su sistema basándose en la moda casual y deportiva, y cuando entró en el lujo, lo hizo a partir de este segmento.

 

Capri, dueño de Michael Kors, Versace y Jimmy Choo, en cambio, no ha mostrado tanta fortaleza en el último ejercicio. El grupo sacudió la cúpula de su marca estrella, Michael Kors, en marzo con la salida del consejero delegado sólo siete meses después de su incorporación, y ha reducido sus previsiones para cierre de año en varias ocasiones durante el ejercicio.

 

Las últimas estimaciones fueron en octubre, cuando explicó que las redujo “debido al entorno macroeconómico cada vez más incierto, los vientos en contra de las divisas extranjeras y el impacto continuo de las restricciones relacionadas con la pandemia”. El grupo señaló entonces que preveía finalizar el ejercicio con unos ingresos de 5.700 millones de dólares, frente a los 5.850 millones de dólares previstos anteriormente.