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Toni Ruiz, el hombre que le ha dado la vuelta a Mango

Directivo made in Iese, pero que ha pisado la tienda. Financiero de formación, pero obsesionado con el propósito y la cultura de la compañía. Toni Ruiz llegó a Mango con el track record de haber liderado las finanzas de Leroy Merlin en España y el desafío de devolver al número dos de la moda española a la senda del crecimiento y la rentabilidad.

Iria P. Gestal

20 abr 2022 - 04:54

Toni Ruíz, el hombre que le ha dado la vuelta a Mango

 

 

El hombre que ha dado la vuelta a Mango aprendió del retail vestido con el uniforme verde de Leroy Merlin y a gestionar en Iese y trabajando en consultoría, pero la primera lección la recibió en casa. Toni Ruiz (Barcelona, 1969) es hijo de padre melillense y madre catalana. Ella era enfermera, él se mudó a Barcelona a trabajar en una compañía de tejido que había puesto en marcha su tío, y que llegó a tener la representación de Nina Ricci. El primer contacto de Ruiz con el sector fue trabajar durante los veranos en aquella fábrica, desde en el almacén hasta supervisando la calidad de los tejidos.

 

 

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Tras licenciarse en Económicas por la Universidad de Barcelona, el ejecutivo comenzó su carrera en Barcelona-Catalunya Centre Logístic antes de completar su formación con un MBA por Iese. Tras su paso por la escuela de negocios, comenzó a trabajar en consultoría estratégica, hasta que un buen día se puso un uniforme y se fue a trabajar a la tienda de Leroy Merlin de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), donde se dedicaba al control de gestión, aunque con un enfoque muy comercial.

 

Su primer día en la compañía comenzó a las seis de la mañana, recepcionando camiones. La lección de aquella época es que ir a la tienda es “un baño de realidad brutal”, como sigue repitiendo hoy en Mango. Cuando, en 2002, Leroy Merlin compró la cadena Aki, que operaba en España y Portugal, él fue encargado de poner orden en un proceso marcado por el choque de culturas. Hoy en día, el ejecutivo continúa insistiendo en la importancia de los valores y el purpose de la empresa, que se reflejan también en su forma de vestir, con vaqueros, camisa, chaleco y casi siempre sin corbata.

 

Mango llamó a su puerta en 2015 para ponerle al frente del departamento financiero, tres años después asumió la dirección general y en marzo de 2020, a las puertas del estallido de la pandemia, fue nombrado consejero delegado. Su incorporación supuso un salto adelante en la profesionalización de la compañía: Ruiz, que también cuenta con un máster en Oxford, lleva 25 años en comités de dirección y desde la década de los 2000 en consejos de administración. Con Isak Andic, el propietario de la compañía, mantiene una relación cercana: el empresario le ha dado las llaves de Mango y repite constantemente que tiene confianza ciega en el directivo.

 

 

 

 

Casado y con tres hijos, Ruiz recarga energía con su familia y sus amigos, que conserva desde el colegio, practica algo de bici y pádel y entre sus aficiones están la lectura (aunque menos de lo que le gustaría), la historia y viajar, además del Barça, una pasión que compartía con su madre, con quien iba al campo cada domingo.

 

Dicen quienes le conocen que su mayor defecto es que no sabe decir que no, lo que le lleva a tener que priorizar entre los muchos proyectos que tiene encima de la mesa. ¿Cómo? Entendiéndolos a fondo. “Si no entiende, no integra”, repiten. Aunque los estudia en detalle, el proceso es rápido: tiene memoria para los números y una agilidad mental que le permite sacar conclusiones sobre un papel en treinta segundos.

 

Dice que hoy en día ser consejero delegado no va de saber, sino de crear equipos, de flexibilidad y de empatía, y antes de fichar a un nuevo directivo se pregunta si le daría a las llaves de su casa y si le gustaría que fuera el jefe de sus hijos. Después de trabajar en tres ciudades y dos países distintos, su sueño para la jubilación es sumar nuevos destinos, pero no como turista sino viviendo en grandes metrópolis.